El empleo sufrió directamente el desbarranco de la economía macrista: después de un arranque de año celebrado por el gobierno se vino abajo como consecuencia de las mega devaluaciones de abril y agosto y de la crisis financiera que impactaron de lleno en los sectores que más trabajadores demandan.

Unos afectados por las altas tasas de interés, como la industria, prevén que los despidos serán moneda corriente los meses que vienen. Otros  congelados por el acuerdo con el FMI, como la construcción, ya saben que entre fines de este año y principios de 2019 recortarán al menos 120 mil puestos impactando a otras tantas familias.

La consultora Ecolatina acreditó este domingo la tendencia que Tiempo abordó por la mañana en su última edición gráfica y anticipó que la desocupación se encamina a redondear un 11% tras haber marcado 9,6% en septiembre pasado.

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 Tiempo profundizó la encuesta de la consultora internacional Willis Towers Watson según la cual más de la mitad de las empresas que operan en el mercado local tiene despidos en carpeta para los días que vienen.

Ecolatina por su parte avaló que la recesión de la economía es una gélida realidad en la actividad argentina a la par del congelamiento del salario real y de la demanda que motoriza el mercado interno.

La consultora fundada por Roberto Lavagna destacó que en el primer trimestre del año el mercado de trabajo mostró un buen desempeño: «el salario real creció 1% interanual (i.a.) y el empleo se expandió más de 3,5% i.a. Sin embargo, producto de los sucesivos saltos del dólar que aceleraron la inflación dicha dinámica se frenó. Si bien la creación de empleo continuó en terreno positivo (+2% i.a.) durante el segundo trimestre del año, el salario real registró una caída de 2,6% i.a.»

La fuente señaló que aunque la creación de puestos de trabajo fue «positiva» en el segundo trimestre del año la pérdida de poder adquisitivo llevó a una mayor participación en el mercado laboral: «De hecho, la Población Económicamente Activa (PEA) –que incluye a personas que trabajan o buscan hacerlo- creció 3,2% i.a. superando el dinamismo del empleo, lo que se tradujo en un incremento de la desocupación que saltó de 8,7% en el segundo trimestre del año pasado a 9,6% en igual período de 2018.

Pasado el primer semestre, donde tuvo lugar la primera mega devaluación, «la recesión se extendió a los principales sectores productivos afectando al mercado de trabajo. Por caso, en julio de 2018 el empleo registrado se redujo 0,5% desestacionalizado respecto a junio, a la vez que el salario real retrocedió 0,4% respecto al mes anterior (en términos interanuales el primero mostró una mínima expansión de 0,3% y el segundo cayó 7,5%)».

Para la consultora la caída de la actividad está impactando claramente en el nivel del empleo. El ritmo de la creación muestra «una magra tasa de entrada (comportamiento típico del mercado laboral en periodos recesivos) que se encuentra desde junio en niveles mínimos, sino que también arrojó un incremento de la tasa de salida (relaciones laborales que cesan)». Además, agregaron los especialistas «reflejó un incremento en el porcentaje de empresas que aplicaron suspensiones a su plantilla debido a una caída de la producción/demanda».

Las suspensiones y la reducción de turnos u horas extras reducen a su vez el dinero  por lo que «es lógico pensar que los trabajadores comiencen a buscar otro empleo. Esto elevará la tasa de subocupación (personas que están empleadas pero buscan trabajar más tiempo), especialmente en los sectores más postergados que precisan con urgencia obtener más ingresos para recomponer la caída del poder adquisitivo».

En pocas palabras, si la tasa de entrada al mercado laboral sigue estancada los meses que viene, una posibilidad palpable sin perspectivas de crecimiento en horizonte, «la demanda de empleo (subocupados y desocupados) crecerá».

Pero la chance prepara una verdadera bola de nieve que promete agravar la situación de los trabajadores todavía más porque «considerando que la destrucción de empleo se profundizará en lo que resta del año, el poder de negociación de los trabajadores (aumentan los desocupados y el temor a perder el empleo) se verá afectado y con ello, la capacidad de revertir el deterioro del salario real», advirtió Ecolatina.

Como resultado, la fuente prevé que en 2018 la caída del salario real superará el 6%, un retroceso que liderarán los empleados públicos registrados (-8%) seguidos por los registrados privados, quienes perderían un 5% respecto a 2017.

Previsiblemente, la crisis golpeará más al sector no registrado, que tienen un menor poder de negociación porque no están sindicalizados y además porque no cuentan con un marco regulatorio, combinación que los pone siempre al borde de un despido irremediable.

Paradoja

Ecolatina prevé que la caída del poder adquisitivo alentará el ingreso de nuevos trabajadores al mercado laboral pero a la vez, con un futuro de destrucción neta de puestos de trabajo cree no habrá forma de absorber a los nuevos ingresados, aumentando fuerte el desempleo.

En este contexto la tasa de desocupación volvería a los dos dígitos en el segundo semestre, como adelantó a Tiempo la economista Victoria Giarrizzo, del Centro de Economía Regional y Experimental (CERX).

Para Ecolatina alcanzaría 10,7% y 10,5% en el tercer y cuarto trimestre de 2018 respectivamente, lo que implica un alza de 2,4  y 3,3 puntos porcentuales respecto a igual período de 2017.

«La única dinámica que podría atenuar este desenlace es el ‘efecto desaliento'» o en otros términos «personas que, ante las bajas probabilidades de encontrar trabajo, deciden retirarse del mercado».

El fenómeno arrastrará las variables sociales. «Por caso, la pobreza aumentará tanto frente al primer semestre de 2018 (27,3%) como al segundo semestre de 2017 (25,7 por ciento), rozando la la zona del 30%».

Y naturalmente el deterioro del mercado de trabajo también afectará el consumo interno cuya caída para la fuente estaría en el orden del 6% interanual en el tercer y cuarto trimestre de 2018 «arrojando una contracción de 2% interanual en el promedio del año».