El precio del gas seguirá siendo alto para el consumidor argentino. Esa es la conclusión a la que se llega luego del cambio en el criterio de cálculo de los subsidios a la explotación de gas no convencional que se realiza en Vaca Muerta. La decisión que tomó el gobierno nacional no redundará en menores precios para los usuarios. Por el contrario, existe la posibilidad de que impulse una nueva suba.

En la actualidad, los usuarios de gas natural de todo el país pagan unos cuatro dólares por el millón de BTU (MBTU, una medida calórica que se emplea en la comercialización del gas). Ese es el precio que les pagan a las empresas productoras. Para el caso de las firmas que extraen el gas no convencional en Vaca Muerta, el gran yacimiento ubicado en Neuquén, el Estado agregaba hasta diciembre pasado U$S 3,50 por MBTU. Es decir, por la aplicación de este subsidio las productoras de gas no convencional recibían U$S 7,50. Las que producen convencional, reciben los U$S 4 mencionados.

Lo que está en discusión es si el Estado pagará esos U$S 7,50 (a partir de este año deberían ser U$S 7 y así seguirá descendiendo hasta confluir con el precio del gas convencional) para todo el gas no convencional extraído o solo para una parte del mismo. Pero no están en discusión el valor del subsidio por MBTU ni el precio del gas que pagan los usuarios.

La medida, tan resistida en algunas empresas, es el resultado del programa de déficit cero que acordó el gobierno nacional con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en octubre pasado. De acuerdo con trascendidos surgidos desde Casa Rosada, Roberto Cardarelli, el técnico del FMI a cargo del seguimiento del caso argentino, advirtió a las autoridades de Hacienda que ese programa era «incompatible» con el mantenimiento de los subsidios a la extracción de gas en Vaca Muerta.

De acuerdo con cálculos del mercado y oficiales, el límite del subsidio de este año será de 700 millones de dólares, contra 1250 millones del año pasado. Para justificarlo, la Secretaría de Gobierno de Energía, a cargo de Gustavo Lopetegui y cara del gobierno en las negociaciones, aseguró que sólo pagará el subsidio al nivel de producción de gas que cada empresa había anunciado en su plan inicial. Y no lo pagará en el caso del gas que exceda ese límite.

Pero para las empresas productoras, la excusa no tiene sustento. Así lo señaló Tecpetrol en un comunicado. Para la petrolera del Grupo Techint, y principal perjudicada por la decisión del gobierno, no existe «sustento jurídico al criterio que actualmente adopta la Secretaría de Gobierno de Energía». La empresa hizo «expresa reserva de sus derechos», y anunció que analiza «los cursos de acción a seguir». Tecpetrol aseguró que el gobierno venía pagando el subsidio a toda la producción así esta fuera superior al plan original.

YPF fue menos enfática. La petrolera semiestatal calculó el perjuicio en 240 millones de pesos (contra 2000 millones que señaló Tecpetrol) y contraatacó asegurando que reducirá la producción no subsidiada. Pampa Energía, cuyos proyectos de producción de gas no convencional no están subsidiados, reclamó la puesta a punto de un nuevo esquema de beneficios.

Y esa podría ser la clave de futuros aumentos en la boleta de los usuarios. Resulta que estudios privados venían adelantándose a esta posibilidad. Uno de ellos fue el realizado por la consultora Wood Mackenzie, en el que propuso un esquema de precios del gas por el cual los del invierno duplicarían a los de verano por medio de un precio base artificialmente alto en las licitaciones de gas por medio de las cuales las distribuidoras compran el fluido a las petroleras. Según la consultora, ello permitiría que pozos cerrados en verano entraran en producción en invierno. Este esquema cuenta con adhesión en el gobierno y entre las petroleras.

De aplicarse este esquema, las boletas de los usuarios pegarían enormes saltos en el invierno porque al mayor consumo de gas, propio de esa estación, se le sumaría un precio más caro.

El esquema propuesto llama la atención toda vez que en recientes licitaciones de gas al por mayor para abastecer a usinas generadoras de electricidad, el gas se ofreció a poco más de U$S 3 por MBTU. Un valor mucho más bajo que lo que pagan los consumidores en la actualidad. «