El filósofo español Fernando Savater se caracteriza por su entusiasmo y su falta de asepsia filosófica al encarar los temas que le interesan. Es así que en su texto Contra el separatismo (Ariel) anuncia de manera explícita desde el título que la intención catalana de independizarse de España es “antidemocrática, retrógrada y nociva para la economía” según lo declaró a la agencia de noticias Télam.

 Él mismo informa que el texto reúne las condiciones de “panfleto” y que lo escribió sólo en veinte días como una forma de sentar su posición respecto del conflicto que vive su país. El proyecto liderado por el ex presidente catalán Carles Puigdemont entra, según el intelectual español, en “el indigesto pastel de posverdades” que son un signo distintivo del presente político. «Es indudable el componente de populismo envenenado de ‘bullshit’ posmoderno en los planteamientos del separatismo catalán –afirma en la entrevista-. El nacionalista español puede ser un problema porque sus consignas pasan por no aceptar la cuota de inmigrantes que les toca o las medidas que le pide la Unión Europea. No quiere dividir el país sino mantenerlo junto. Mientras que el separatismo catalán lo que quiere es romper el país». 

Cuando se le pide que explicite las diferencias que establece entre separatismo y nacionalismo, responde: “En ocasiones el nacionalismo identitario llevado a sus más altos niveles es utilizado para separar grupos humanos a los que la historia juntó hace siglos. O para impedir que se formen ligas de países que, al precio de compartir soberanía, obtendrían ventajas económicas y políticas. Pero en ocasiones hay grupos radicales no estrictamente nacionalistas pero que parasitan la ideología nacionalista para desmembrar el Estado de Derecho y aprovecharse de su debilitamiento para obtener poder. Por ejemplo la CUP, una secta de ultra izquierda visionaria, en Cataluña.” 

Y agrega: “Solamente en España hay partidos nacionalistas, incluso separatistas, que pasan por fuerzas de la izquierda progresista. En el resto de Europa son vistos como movimientos reaccionarios, que es lo que son. Naturalmente hay matices entre esos grupos porque siempre pueden establecerse grados en lo deplorable, por ejemplo en su relación con los inmigrantes, etc…pero su lección xenófoba y discriminadora es común en todos ellos.” 

Sus críticas, sin embargo, no apuntan sólo contra el gobierno de Cataluña, sino también contra el de España encabezado por Rajoy: “El Gobierno España –asegura- ha tardado mucho en reaccionar y lo ha hecho de modo lánguido y tímido. Produce risa oír que se tacha de «autoritario» a un ejecutivo cuyo vicio durante años (Ay, hoy mismo!) es más bien la falta de autoridad. Las voces de quienes alertábamos desde hace año de lo que estaba pasando y a qué podía llevarnos fueron descartadas como alarmismos injustificados». 

Al final de la entrevista, cuando se le pregunta si en las consignas separatistas se filtra un odio discriminador, su respuesta es contundente: “Sin la menor duda. Ha habido un adoctrinamiento en el odio a todo aquello que se consideraba ´español´, es decir se ha formateado a los catalanes para que se autodetestasen en cuanto españoles, que de hecho lo son. La mayor fractura no es entre España y Cataluña, sino dentro de Cataluña misma y dentro de cada catalán.”