Son dos verdaderas leyendas del cine, encarnan los valores liberales y democráticos de Hollywood, han protagonizado cuatro películas juntos y hoy juntos reciben el León de Oro honorario a la Carrera del 74 Festival de Venecia.

Robert Redford y Jane Fonda –81 años él, 79 ella– regalan a la muestra su nueva película, Our Souls at Night, que no se verá en cine sino por Netflix en visión simultánea mundial el 29 de septiembre, un prodigio de emociones sobre dos ancianos viudos que desafían las convenciones del pueblito rural en el que viven, decidiendo irse a dormir juntos pero sin sexo para terminar con su soledad.

Inspirada en una novela de Kent Haruf (a cuya memoria está dedicado el film) y dirigida por el cineasta indio Ritesh Batra (The Lunchbox), la película es un broche de oro para esta pareja que se conoció en cine en 1965 con The Chase de Arthur Penn, se afianzó estelarmente con Barefoot in the Park en 1967 y volvió a cruzar sus caminos en 1979 con The Electric Horseman, que se exhibe también en Venecia en la nueva versión restaurada.

Our Souls at Night “no solo será nuestra última película juntos, considerando nuestra edad avanzada, sino porque he decidido dejar de actuar porque me he cansado de esas largas esperas entre toma y toma y me dedicaré solo a la producción y la dirección” dice Redford.

“Pero después de tres films entre 1965 y hoy se puede decir que Jane y yo envejecimos juntos delante de la cámara” afirma sonriente el actor.

“Robert sigue besando maravillosamente como hace 50 años cuando yo ya tenía algunas fantasías con él que nunca se concretaron” admite Fonda que afirma que “nos entendimos muy bien desde el principio y seguimos siendo amigos, incluso porque teníamos las mismas ideas políticas”.

En cambio, ninguno de los dos quiso hablar de política: “Hablemos de esperanza en un mundo que tiene tanta necesidad de ella” dice Fonda que prefiere ocuparse de la salud del planeta, combatiendo los desastres ecológicos que ponen en peligro a las generaciones futuras “esas que es nuestro deber proteger y preservar” acota Redford.

“Cada edad precisa su propio tipo de historia de amor pero pienso que estas puedan ser comprendidas o apreciadas también por otras generaciones –subraya Redford– y por eso creo que nuestro film podrá interesar a un público joven que es al que se dirige prevalentemente Hollywood”.

Y de desastres ecológicos habló el otro film del concurso dl viernes: Human Flow del artista plástico y famoso disidente chino Ai Weiwei sobre el drama de 65 millones de personas que todos los años escapan de guerra, hambre, sequía y cambios ambientales en busca de paz, refugio y justicia.

De México a Bangladesh, pasando por todo el Mediterráneo, media Africa y Afganistán, Ai pasea su cámara en primera persona, registrando los atroces sufrimientos de esta humanidad perseguida pero privilegiando ampulosos movimientos de cámara, nitidez de imágenes y testimonianzas de sabor ficticio que restan credibilidad a este documental sobre la mayor tragedia que enfrenta el mundo en este albor del siglo XXI.