Se inauguró hoy la 15a. Fiesta del Cine de Roma en medio de estrictas medidas de seguridad (distanciamiento, medida de la fiebre, uso continuo del barbijo) que hacen del Covid-19 una presencia aún más tangible que la del escaso público con el que se ha abierto el ciclo.

La Fiesta del Cine romana se distinguió siempre por su apertura hacia el público en general (tanto es así que el único premio lo asignan los espectadores con un voto popular a la salida del cine) a veces en detrimento de la crítica y de los profesionales del cine, en estricta minoría con respecto a la muchedumbre de cinéfilos jóvenes que llenaban con sus voces y sus risas los pasillos del Auditorium de la Música, centro neurálgico de la manifestación.

El festival ha siempre privilegiado el concepto de cine como entretenimiento de masa, asignando mayor espacio a los films de gran espectáculo hollywoodianos e invitando a las grandes estrellas de Hollywood con el señuelo de un premio a la carrera.

Media Roma se volcaba a la Fiesta del Cine atraída por estas presencias que este año estarán prácticamente ausentes mientras las pocas que lo harán deberán conformarse con desfilar melancólicamente por la alfombra roja antes los pocos admitidos que tendrán su puesto asignado, previa reserva por Internet.

Adiós también a la boletería donde adquirir las entradas a último momento: la compra se hace exclusivamente por anticipado 48 horas antes por Internet con un tercio de las localidades disponibles (una butaca cada dos libres).

Y mientras este festival se celebra, si no a puertas cerradas o por streaming, por lo menos con entrada restringida, el virus arrecia tanto en Italia como en el resto de Europa, haciendo planear una trágica sombra sobre esta manifestación que se concluirá el 25 de octubre.

En medio de estas restricciones, era inevitable que la calidad del programa mermase de alguna manera, visto que los títulos más codiciados son mantenidos en reserva por los productores, esperando una apertura de los cines más hipotética que real.

Así por ejemplo el film inaugural, el largometraje de animación de la Pixar-Disney, “Soul” de Pete Docter, que hoy recibe un premio a la carrera, ya renunció a estrenarse en cines y se verá en Navidad por Internet en la mayoría de los países, incluyendo Argentina.

Otros como “Eté ’85” del francés François Ozon y “Another Round” del danés Thomas Viterberg, apalabrados para Cannes, están recorriendo festivales (San Sebastián, Lyon) después de haber sido estrenados en sus propios países.

Pero a pesar de estos obstáculos puede decirse que la 15a. Fiesta del Cine de Roma ha comenzado con los mejores auspicios con dos buenas ofertas, el dibujo animado para adultos “Soul” y la producción independiente “Time” de la realizadora norteamericana Garrett Bradley.

“Soul” es la historia de un hombre que el mismo día que realiza su sueño de comenzar su carrera de pianista de jazz cae en un pozo abierto en la calle pero sin resignarse a morir.

En su camino de vuelta a la vida se encontrará con un alma que se resiste a nacer y es esta improbable amistad entre un alma que no quiere nacer y un cuerpo que no quiere morir la que describe este film que se dirige a un público de adultos como buena parte de las producciones Pixar.

“Time” es la historia de una mujer negra, madre de seis hijos, que luchó durante 20 años para lograr la libertad por buena conducta de su marido, condenado por el robo a un banco, a 60 años de cárcel.

Hoy Fox Rich es una exitosa empresaria que ha crecido y educado a sus seis hijos, sin más ayuda que la de su madre, y que se pasa la mitad de su vida luchando contra la injusticia del sistema carcelario y judicial en Estados Unidos, que se ensaña contra la gente que no tenido la suerte de nacer con la piel blanca, y arengando a las madres de color para que no dejen que sus hijos se mueran por droga o por delincuencia.

Usando los mensajes que Fox mandaba por Whatsapp a su marido en los veinte años que estuvo preso, la directora Garrett Bradley arma un documental en blanco y negro que emociona y cautiva como la mejor película de ficción.