El film argentino Sangre blanca tuvo una excelente acogida en la 13° Fiesta del Cine de Roma. Tanto su directora, Bárbara Sarasola Day, como su protagonista, Eva De Dominici, estuvieron presentes para acompañar la proyección.

Elegido para inaugurar la reseña romana, Sangre blanca es un film que explora una tirante relación padre-hija y atrapa al espectador que se identifica con la angustia de la protagonista, una joven que cruza la frontera entre Bolivia y Argentina con su compañero. Ambos viajantes llevan en sus cuerpos óvulos de cocaína y ella debe enfrentarse no solo con las presiones de los narcotraficantes sino también con la muerte de su novio.

Desesperada, pide socorro a su padre médico, que nunca la reconoció como hija y con quien mantiene una relación de amor-odio para que extraiga los óvulos del cuerpo de su compañero y la ayude a deshacerse del cadáver.

La película cuenta con una interpretación superlativa de De Dominicis y de Alejandro Awada, un guión a prueba de balas y la vivaz cámara de Yarará Rodríguez.

“Siempre me interesó el tema de las fronteras, esa construcción imaginaria que más que separar a los habitantes, los une por identidad de cultura y hábitos”, declaró Sarasola Day. Este es su segundo largometraje luego de “Deshora”, que participó hace cinco años del Festival de Berlín.

“Además de directora y guionista, soy también productora y en este lustro no solo me ocupé del guión sino también de películas de otros cineastas. Me parece que dejé pasar demasiado tiempo entre ambos films y, por eso, ya estoy escribiendo el guión de mi próxima película”, asegura.

“Yo no solo escribo las situaciones y los diálogos del film, sino también elaboro un guión técnico que me permite cuidar la posición de los actores para que la cámara se ponga a su servicio, los siga en sus movimientos, y no al revés”, explica la directora.

“Mi personaje pasa por muchas situaciones desagradables e incómodas, no solo por la muerte de su novio sino también por el acoso de los narcotraficantes, y cuando decide pedir ayuda al padre, con el que no tiene relaciones, lo hace también para tratar que este la reconozca de alguna manera como hija”, relata De Dominici, que luce un sombrero negro que no se quitó durante toda la conferencia.

“El problema de Martina –agrega la protagonista– es que viaja por lugares y afronta problemas que no le pertenecen, aunque como personaje es lo más lejano a mí, comparto con ella esa angustia que se transmite a todo el film”.

De Dominici niega que Martina sea un monstruo: “Es simplemente una chica que toma una decisión equivocada y que trata confusamente de resolverla y el chantaje que le hace al padre es solo una manera para que este la reconozca al fin como hija”.

Sarasola Day señala que desde hacía tiempo soñaba con trabajar con Alejandro Awada, “un actor excelente y un hombre maravilloso y cuando aceptó hacer la película me llenó de felicidad”.

“Yo conozco a Alejandro desde que tenía 13 años, porque era el padre de una compañera cuando estudiábamos juntas teatro y nos llevaba a comer cuando venía a buscar a su hija y cuando supe que iba a trabajar conmigo le dije un sí de cabeza”.

Por otra parte, Sarasola Day declara que eligió a Eva De Dominici, “porque la había visto en cine y en una serie de televisión y me conquistó. Con ella trabajamos mucho con el guión y me llenó de preguntas acerca de su personaje”.