Las elecciones judiciales del domingo comenzaron muy temprano para el Presidente boliviano Evo Morales, dado que a las 8 de la mañana acudió a la escuela 14 de Septiembre de la localidad homónima, que se encuentra dentro del departamento de Cochabamba, siendo así uno de los primeros votantes registrados en la mesa 14 donde realizó su sufragio.

La mañana comenzó lluviosa. Ciento setenta kilómetros, aproximadamente, separan a la ciudad de Cochabamba con la localidad de Villa 14. El camino es arduo. Para llegar se tarda alrededor de tres horas y los pozos son un paisaje común en el camino. A diferencia de otros mandatarios, Morales condujo él mismo el vehículo oficial que lo llevaría hasta la sede social “Central Campesino 14 de septiembre” donde agasajó a sus colaboradores cercanos, campesinos de la zona, amigos y periodistas de distintos medios, incluso, opositores a su gobierno.

El desayuno comenzó y la mirada de algunos periodistas se centraba en la mesa principal, que estaba completamente vacía. “¿Habrá llegado el Presidente?”, era la pregunta de algunos. Luego se dieron cuenta de que Evo se encontraba en la mitad de una mesa de madera, con una silla de plástico como todos los presentes.

Atrás había quedado esa potencia en la voz que emplea en cada discurso, una de las características del Primer mandatario boliviano. En ese momento su voz resultaba casi imperceptible, incluso, se escuchaba más a la gente que lo rodeaba que lo que él mismo hablaba.

En la puerta había algunos, pocos, militantes del MAS (Partido de Morales) con palos, formados cual guardia pretoriana del Presidente. Además de ellos, no más de cuatro oficiales estaban a unos tres metros de distancia, monitoreaban su seguridad pero sin asfixiarlo. Prueba de esto era la cantidad de ciudadanos que disfrutaban del agasajo y que se acercaban a saludar al Presidente sin ningún tipo de impedimento de las fuerzas de seguridad. Incluso, el primer mandatario indígena de la historia de Bolivia platicaba interesadamente con quien gustase acercarse, sin darle valor al momento tenso que se vive debido al fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional, que habilitó a Evo Morales a poder presentarse como candidato a Presidente en las elecciones de 2019, lo que generó distintas manifestaciones en contra del falló que además contó con enfrentamientos entre opositores y las Fuerzas de Seguridad.

El desayuno constaba de un plato típico de la zona: sopa de pescado, y jugo de papaya. Mientras se producía el agasajo se podía vislumbrar como se intensificaba la lluvia en este pequeño centro social que sus paredes estaban revestidas con varias Wiphalas, bandera de los pueblos originarios popularizada en Bolivia por el Máximo líder.

Finalmente, cuando llegó la hora de acudir a la urna y emitir el sufragio, el Presidente elegido por primera vez el 22 de enero del 2006 caminó las cinco cuadras que diferencian un punto del otro, junto a una caravana de seguidores -mayoría de campesinos indígenas- y saludando a quien se acercara o recibiendo pétalos de flores que eran arrojados hacia él directamente en demostración de afecto.

La escuela tenía instrucciones de cómo votar y qué autoridades se elegían, tanto en español como en quechua, segundo idioma más hablado en Bolivia. El Presidente ingresó al cuarto oscuro y dos o tres minutos después ya tenía las dos boletas en las que se votaban representantes de las cuatro instancias judiciales: Consejo de la Magistratura, el Tribunal Agroambiental, el Tribunal Supremo de Justicia y el Tribunal Constitucional Plurinacional.

Por último, tras una breve conferencia de prensa en la que mostró su confianza con el resultado electoral que comenzaría a recontarse a partir de las 18, Morales dejó el lugar de votación no sin antes recibir nuevamente el saludo de su pueblo y una gran cantidad de aplausos y pétalos. El encuentro directo y coloquial entre el mandatario y su gente había llegado a su fin. En el alejamiento a ambos los acompañaba la esperanza de continuar trabajando por Bolivia en un marco de consolidación y profundización de los derechos humanos, como él mismo afirma en cada discurso.