Luego de varios meses de debates, que incluyeron negociaciones en la cumbre del G20 de Osaka, el parlamento francés aprobó un impuesto del 3% a las operaciones de los gigantes de internet. La normativa, conocida por las siglas de los implicados como GAFA (por Google, Amazon, Facebook y Apple) pone a Francia a la cabeza de la iniciativa para que las firmas que comercializan a través de la plataforma virtual paguen impuestos en los países donde operan y no solo donde eligen, como forma de elusión, radicar su sede legal.

El ministro de Economía y Finanzas galo, Bruno Le Maire, señaló que el impuesto -que en la práctica había entrado en vigencia el 1 de enero- es una avanzada para llegar a algún acuerdo en el 2020 en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (ODCE) porque «la única solución es internacional». La normativa tenía media sanción de Senadores de mayo pasado.

La tasa GAFA es todo un desafío francés, y como era de esperar, recibió el rechazo de Donald Trump. Se inspira en un proyecto de la Unión Europea (UE) que no tuvo éxito por la falta de apoyo de Irlanda, Suecia, Dinamarca y Finlandia. Por esta razón, los analistas consideran que es la punta de lanza para las naciones que esperan poder implementar una tasa a las firmas tecnológicas en la reunión del G7, el grupo de las 7 economías más desarrolladas del hemisferio occidental (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), que mantendrán en la ciudad francesa de Chantilly entre el 17 y el 18 de julio próximos los ministros de economía y los titulares de los bancos centrales.

Entre las razones que esgrimió Le Maire para aplicar esta tasa figura que los gigantes de internet «están volviéndose igual de potentes que los Estados soberanos» y «solo responden a intereses privados». «La realidad es que con la digitalización de la economía las grandes empresas digitales ganan considerables beneficios gracias a la valorización de sus datos, aunque pagan sus impuestos en países con tasas más favorables», dijo el ministro a la agencia AFP.

La UE debatió en marzo pasado la imposición de tributos a empresas de tecnología en los países del bloque comunitario, pero las presiones hicieron postergar la aplicación hasta 2021. El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, fue el encargado de llevar el anuncio a Francia de que no veían con buenos ojos este nuevo impuesto que, recalcó, además generar daños a empresas estadounidenses, «afectaría a los usuarios franceses».

La tasa GAFA se aplica a publicidad y servicios de venta on line. Los funcionarios que elaboraron la propuesta estiman que recaudará alrededor de 500 millones de euros al año. Le Maire lo bautizó como «el impuesto del siglo XXI» y dijo que espera de este modo «restaurar la justicia fiscal».

La respuesta de Google fue que siempre han pagado los impuestos en los países donde opera. Sin embargo, como hay leyes que impiden la doble imposición, en su caso la mayoría de los aportes fiscales los hace en Estados Unidos, con lo que sus operaciones en el resto del planeta quedan libres. A esta tipo de injusticia fiscal se refería el ministro galo.

Italia, España, Singapur y la India están analizando tasas similares. Los ministros de Finanzas de los países del G20 habían acordado en Osaka estudiar con la OCDE establecer un sistema global de impuestos a las compañías de internet. Le Maire, el abanderado de esta campaña, había dicho entonces «Necesitamos apurarnos». Sabe que las GAFA no se quedan de brazos cruzados y que cuentan con el apoyo de Trump.