Una primera y rápida lectura de la aparición en escena del ministro de Defensa, Agustín Rossi, permite concluir en que se trata de una voz necesaria en un momento especialmente complejo, no solo para el gobierno nacional sino para todo el frente político oficialista.

Es que, desde hace varios días, una serie de chispazos hacia adentro de la Casa Rosada y la Quinta de Olivos provocaron que se respire un clima espeso. Chispazos que no llegaron a transformarse en fuego -fuego amigo en este caso-, pero que fueron lo suficientemente avivados por sectores opositores duros, aquellos siempre agazapados para exprimir al máximo cualquier “traspié”.

Rossi, en pocas líneas, puso blanco sobre negro en un escenario donde se vislumbra cierto resquemor con algunas actitudes del presidente, que comenzó quizás con el anuncio fallido de la intervención a Vicentin y que fue escalando hasta llegar a los invitados del primer mandatario para la celebración del 9 de Julio.

«Desde mi lugar de militante, con respeto, les digo a mis compañeros/as que hoy la tarea más importante es bancar a Alberto. Con corazón y con cabeza. Por historia y por futuro. Simple y contundente», escribió el Chivo.

Siguió Rossi buscando calar hondo en el espíritu más compacto de otras épocas, rememorando distintos momentos junto a Néstor y a Cristina, momentos puntuales donde resalta la lealtad como principal virtud, como cuando él mismo defendía con “garra, cabeza y cuerpo” los proyectos de ley en el recinto de la Cámara Baja.

Y finaliza el ministro con otro puñado de palabras directas donde sintetiza su sentimiento en este presente convulsionado: “La crisis económica heredada se profundiza por la pandemia. Alberto construye un gobierno, respeta la coalición, lidera la lucha contra el COVID, renegocia la deuda, construye consensos, fórmula un horizonte, genera esperanza”.

Está claro que Rossi no necesita simbolismos o gestos que requieran grandes análisis e interpretaciones políticas para fijar su postura en esta hora. Y está claro también, que busca impactar de manera positiva hacia adentro de la coalición de gobierno, con el objetivo necesario de afianzar el liderazgo que el propio Alberto Fernández no logra, a pesar de sus esfuerzos.