Tras la aparición con vida de Bryanna Reganzani, quien estuvo desaparecida una semana, la Policía Federal difundió una serie de recomendaciones que ponen a las víctimas en lugar del victimario, en casos de abusos sexuales, posibles secuestros y / o violencia de género que podrían sufrir. Las fuerzas de seguridad estiman que es imposible evitar estos hechos.

La adolescente de 16 años estuvo desaparecida una semana. La última vez que la vieron fue en el partido bonaerense de La Matanza. Este jueves la chica apareció en el barrio porteño de Flores. Personal de Comisaría 38 se acercó y la trasladó al Hospital Piñero donde le hicieron los estudios pertinentes.

En torno a lo sucedido la Policía Federal hizo alusión a sus estrategias de seguridad que proponen reprimir al delito una vez que ya ocurrió y no para evitar que suceda, es decir, son técnicas de represión y no de prevención.

“No confíe en desconocidos. El abusador no tiene un aspecto determinado. Camine atenta a lo que ocurre a su alrededor. Si nota alguna actividad sospechosa, cambie de dirección. Si alguien le pide indicaciones, no se acerque demasiado ni manifieste que no es de allí. No acepte bebidas ni aborde vehículos de gente que no conoce”, es un poco de lo que recomienda la Federal.

A causa de esta vergonzosa difusión un grupo de periodistas comprometidas con la lucha contra la violencia de género, obligaron al Community Manager de la Policía Federal a que se rectifique en su publicación en Twitter, para que no se hagan interpretaciones erróneas sobre lo que esta terrible problemática significa en la sociedad. Acusaron a las fuerza de criminalizar a las mujeres y de ser cómplices.

Las periodistas explicaron y fundamentaron que en la mayoría de los hechos de violencia de género, el femicida o abusador es del entorno íntimo de la víctima. Una mujer tiene ocho veces más posibilidades de ser asesinada por un conocido que por un desconocido en un hecho de robo u otro.

En Argentina, el Ministerio de Seguridad indica en sus estadísticas que un 75% de los que cometen estos delitos son familiares, el 40%, padres y en un 16%, padrastros. Un 53% de los casos ocurren en el hogar de la víctima, un 18% en la vivienda del agresor y un 10% en la casa de un familiar.

Estos números sumados a los de La Casa del Encuentro y el Instituto Wanda Taddei dejan al descubierto la complicidad de las fuerzas de seguridad con los delitos de violencia de género.