Dice López Belloso sobre la anécdota que se cuenta en Eduardo Galeano, un ilegal en el paraíso: “Eduardo y Gelman eran muy amigos desde la época en la que vivieron en Buenos Aires pero también desde las épocas en que estaban en Calella (Barcelona). Gelman pasaba largas temporadas o a veces un mes o mes y medio “internado” en el departamento de Eduardo terminando un libro, corrigiendo o, simplemente, desconectándose de la vida cotidiana. Para Eduardo siempre fue muy importante acompañar la búsqueda que hizo Gelman de su hijo y su nuera cuando aun no sabía que tenía una nieta que había nacido en cautiverio.”

“Cuando empezó la búsqueda más orientada hacia pistas concretas, Eduardo se ocupó mucho del tema en Uruguay. Con el prestigio que tenía hizo que muchas cosas se movieran y que no quedaran en ese limbo en el que podrían haber quedado. Llegó un momento muy delicado en que se tuvo la sospecha de que Macarena era su nieta, pero no se tenía la seguridad. Para lograr esa seguridad tenían que hacerle las pruebas de ADN y había mucha prensa alrededor, por lo que no había manera de lograr que eso se hiciera en un ambiente de cierta intimidad. La casa de Eduardo, que queda en un barrio que no es céntrico, un barrio de jubilados bancarios, de las capas medias de la costa uruguaya fue el lugar ideal para hacer esa toma de ADN evitando el circo mediático. Se hizo en el dormitorio de huéspedes de la casa de Eduardo que es muy sencilla, no tiene nada que ver con la casa que uno pensaría que podría tener un escritor exitosísimo.”

“El vínculo entre Macarena, Eduardo y su mujer Helena se fue profundizando cada vez más. Hace un par de meses salió en Gatopardo un adelanto de Eduardo Galeano, un ilegal en el Paraíso. Fui a llevarle el ejemplar de la revista a Helena y justamente ese día estaba Macarena que le había ido a hacer una visita del tipo que alguien puede hacerle a su madre, a su tía, a un familiar muy cercano. El vínculo entre ellas, aun sin Eduardo, es muy intenso.”

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