La declaración del ministro de Justicia Germán Garavano sobre las prisiones preventivas que desató la ira y el pedido de juicio político de la diputada –por ahora– oficialista Elisa Carrió no fueron el primer mensaje del gobierno hacia los jueces. Apenas horas antes, el exministro de justicia de la Alianza, exjuez del juicio a los comandantes de la última dictadura y exlegislador por la UCR Ricardo Gil Lavedra se había pronunciado en términos similares.

Para el mundillo judicial, Gil Lavedra es un jurista de fuste con el que se puede o no estar de acuerdo, pero cuyas capacidades intelectuales están fuera de discusión. La percepción sobre Garavano es distinta, devaluada en la comparación. En el mejor de los casos, los jueces federales de Comodoro Py lo reconocen como un técnico insípido. Otros, con cierta dosis de crueldad, utilizan apodos peyorativos para referirse a él.

Carrió eligió al ministro como blanco, acaso por su papel institucional, que Gil Lavedra no tiene. Pero en uno y otro caso, la lectura omite un dato central: ninguno de los dos hubiera asomado a la polémica (y menos en este momento) sin el aval del presidente, Mauricio Macri.

El expresidente del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal Jorge Rizzo publicó un tuit el 3 de octubre pasado en el que expresó: «El que piense que el Ministro @german_garavano habla cosas diferentes a lo que piensa el Presidente de la Nación o le autoriza a decir, no entiende demasiado el juego. Lo que no se entiende es por qué Carrió se la toma con Garavano y no con Macri. Nuestra solidaridad con Germán».

Rizzo es amigo personal de Garavano y, si bien están distanciados políticamente con el presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, también tiene contacto con él. No habla en vano; sabe lo que está diciendo.

¿Cómo se traduce el mensaje del gobierno hacia los jueces sobre la prisión preventiva? El viernes, la Cámara Federal le concedió la prisión domiciliaria al extitular de la Unión Industrial Argentina (UIA) Juan Carlos Lascurain, a quien el 25 de septiembre le había denegado la excarcelación. La explicación de uno y otro fallo es errática, sobre todo teniendo en cuenta que con argumentos más o menos similares pero interpretación inversa se le había concedido la libertad por esos días al empresario Sergio Taselli en la causa de las fotocopias de los cuadernos.

La Cámara fue la que, mediante un criterio sustentado especialmente por el juez Martín Irurzun pero también por Leopoldo Bruglia, parió la doctrina que permitió el festival de las prisiones preventivas. El diputado opositor Rodolfo Tailhade exhibió en el Congreso una fotografía de Irurzun dialogando en una mesa de café con Fabián «Pepín» Rodríguez Simón, probablemente el principal cerebro de la política judicial de Cambiemos. A él se le atribuye, por ejemplo, la designación por decreto de Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti en la Corte Suprema. Aquella primera intentona fracasó, pero ambos terminaron siendo jueces de la Corte y Rosenkrantz es desde el 1 de octubre el nuevo presidente, tras el golpe palaciego que desplazó a Ricardo Lorenzetti.

¿Hablaron Irurzun y «Pepín» sobre el nuevo concepto de las preventivas? En todo caso, habrá que estar atentos a cómo bajó el mensaje. Los jueces federales de primera instancia no parecen haber acusado recibo aunque por ahora, sólo por ahora, ralentaron las órdenes de detención que fluían de las impresoras del cuarto piso de los tribunales de Retiro.

Esa variación justifica que el principal accionista de la empresa Techint, Paolo Rocca, esté hoy en libertad. El viernes, cuando respondió en la indagatoria ordenada por Bonadio las preguntas de los fiscales Carlos Stornelli y Carlos Rívolo, dijo que la decisión de pagar sobornos por parte de su empresa no la tomó él sino sus subalternos, especialmente Luis Betnaza, quien se hizo cargo de esa situación y posibilitó así no sólo su propia libertad sino también la de otro directivo relevante, Héctor Zavaleta. Hasta en IECSA fue necesario que Angelo Calcaterra asumiera (bajo la excusa de la presión, so riesgo del quebranto de la empresa) el supuesto pago de sobornos. Con Rocca esa lógica se quebró.

Horas antes de declarar en la causa por la fotocopias de los cuadernos y cuando Garavano ya se había pronunciado sobre el abuso de las prisiones preventivas, Rocca se fotografió en un evento junto al presidente Macri, en la cumbre empresarial denominada Business 20 (B20). Nada podría ser más parecido a un mensaje.

Garavano también dijo: «Nunca es bueno para un país que un expresidente esté detenido o se pida su detención». ¿Hablaba en abstracto sobre una situación genérica?, ¿se refería específicamente a Cristina Fernández de Kirchner?, ¿o estaba abriendo el paraguas de cara al incierto futuro político?  «