«La música me atraía constantemente, pese a que ningún miembro de mi familia poseía ningún talento musical especial. Esto debió dar que pensar a mis padres, porque un año mi regalo de Navidad fue un tocadiscos de juguete de color rojo (conocido por entonces como un «gramófono»). Se me pusieron los ojos como platos al sacarlo del envoltorio, y en cuestión de segundos, ya estaba escuchando los dos pequeños discos que iban incluidos, cantando y dando palmas al son de las canciones infantiles que flotaban en el aire como por arte de magia. En las semanas posteriores, pinché esos dos discos una y otra vez, hasta gastar literalmente los surcos. Luego llegó una revelación una tarde en el sótano de mi abuela. Tras apartar el montón de máscaras de gas que descansaban sobre una caja misteriosa, retiré ansioso la tapa, esperando encontrar dentro una vasija llena de oro… o por lo menos una pila de tebeos.

—¡Mamá! ¡Ven a ver esto!
—Ninguna respuesta. Levanté un poco más mi voz chillona—: ¡Mamá!
Sobre mi cabeza escuché el crujir de unas sillas y los inconfundibles pasos de mi madre que se acercaba a la escalera del sótano.
—¿Qué pasa, Geoffrey? ¿Qué es lo que te gusta tanto?
Yo estaba literalmente dando saltos, incapaz de contenerme mientras le suplicaba que le preguntara a la abuelita si me podía quedar lo que acababa de encontrar.
Dentro de la caja había docenas de viejos discos de gramófono. Nunca hubiera imaginado que pudiera haber tal cantidad de discos… y no podía esperar a escuchar cómo sonaban.»

Este recuerdo de la niñez está contenido en el libro El sonido de Los Beatles. Memorias de su técnico de grabación que, junto con Howard Massey, escribió Geoff Emerick, el ingeniero de sonido que trabajó junto con George Martin en las grabaciones de los más importantes y revolucionarios discos que los genios de Liverpool legaron al mundo: desde Revolver hasta Abbey Road, pasando por Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band y White Album.

Emerick – quien también trabajó con artistas como Pink Floyd, Supertramp, Elvis Costello, Cheap Trick, Michael Tilson Thomas entre muchos otros, grabó durante su extensa trayectoria a las más importantes orquestas sinfónicas del planeta y registró infinidad de bandas de sonido para películas- viajó a la Argentina y brindó una charla auspiciada por el Instituto nacional de la Música (INAMU) y AATIA (Asociación Argentina de Técnicos e Ingenieros de Audio) en el Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional.

«Yo trabajaba en la planta de los estudios de EMI en Londres, un sello discográfico que tenía un manejo ortodoxo para las grabaciones, ya que su catálogo apuntaba principalmente a la música clásica», comenta el ingeniero. Pero agrega que la aparición del fenómeno de la música joven, encabezado por Los Beatles hizo que se promoviera a técnicos de menor edad.

«Yo tenía 19 años en 1966 y el ingeniero Norman Smith permitió que me ocupara de la grabación del LP Pretty Flamingo del grupo Manfred Mann. Luego me recomendó a George Martin quien me preguntó si quería trabajar con Los Beatles ya que estos deseaban hacerlo con técnicos más jóvenes que los que había en ese entonces en EMI y, sobre todo, que tuvieran nuevas ideas», agrega.

La primera sesión de grabación fue determinante tanto para Emerick como técnico como para el cuarteto inglés: el tema «Tomorrow never knows» representó un desafío para él e, incluso, para su compositor, John Lennon.
«John era un músico muy creativo, pero no sabía traducir bien las ideas que tenía en su cabeza a una faz musical y técnica. Pretendía que su voz sonara como la de un predicador hablando en un desierto, para lo cual sugirió que lo ataran con arneses del techo del estudio y lo hicieran girar mientras cantaba… Desde ya que esto era imposible. De todos modos logramos el efecto (se escucha en la última sección del tema) procesando su voz por los parlantes giratorios Leslie, que tiene el órgano Hammond», comenta Emerick.
Y agrega que la base rítmica fue posible gracias un truco de grabación que, hoy en día, es moneda corriente: «como a Ringo Starr le costaba seguir el tempo con redobles complejos con sus tambores a lo largo de los tres minutos que duraba el tema, lo que hicimos fue grabar una sección de su labor y repetirla en la cinta. O sea que fuimos los primeros en usar un ´loop´ de batería. A los cuatro les gustaba experimentar. En ese entonces, cada uno tenía pequeños estudios en sus casas en los que grababan y probaban diversas cosas.»

 »Un día, Paul McCartney vino con una bolsa con recortes de cintas con las que había experimentado en su casa: sonidos de cristales, de gaviotas, etcétera. Esos ´loops´ que trajo Paul se usaron en el tema en distintas partes, de acuerdo a sus indicaciones: ´¡ahora los cristales, ahora las gaviotas, ahora las campanas…!´. El resto fue agregar la tamboura de George Harrison y el bajo de Paul. Este tema, registrado en la primera sesión de grabación para «Revolver» determinó el carácter del resto del disco».

La charla se enriqueció con detalles acerca de la grabación de canciones como «Strawberry fields forever», en la que debió empalmar la primera parte de una toma con la segunda parte de otra, que no coincidían ni en velocidad ni en altura («para vos va a ser fácil unir a ambas partes», le dijo Lennon) y «Penny Lane». («Paul en ese momento estaba muy interesado en la música clásica y en la contemporánea, y trataba de aplicar esos conocimientos que adquiría en sus composiciones», cuenta el ingeniero.

Emerick también dejó algunas definiciones que muestran por qué goza de su bien ganado prestigio como ingeniero de grabación:
«A Los Beatles no se les podía decir que no. John era musicalmente más agresivo y Paul más romántico. La combinación de ambas características fue lo que dio como resultado la maravillosa música que hicieron».
«Nunca menosprecié a George. Tal vez se lo entendió así en mi libro. Lo que yo dije es que en esa época él luchaba y se esforzaba por ser mejor y ser un compositor a la altura de John y Paul. Desde ya que demostró que sí lo era, sobre todo en su carrera como solista. Pienso que su solo de guitarra en «Free as a Bird» (el tema que Paul, George y Ringo grabaron sobre la base de un tema de John para el álbum «Anthology») es uno de los mejores solos de guitarra que escuché»

«Siempre prioricé una metodología artística sobre la tecnológica. Un artista da pinceladas de personalidad en su obra y nosotros tenemos que interpretarlas al grabarlas. Hoy hay un abuso de lo digital y de crear tonalidades sonoras con números. Los técnicos tenemos que estar al lado de los músicos y sacarles lo más posible de sus creaciones. Y para mi, el desafío y el aprendizaje es constante, porque grabar música no es solo tocar botones».

Con su conferencia que convocó a un amplio público que disfrutó y sigue disfrutando de The Beatles, Emerick le permitió conocer al público argentino algo más de la cocina de las grabaciones del grupo musical más emblemático del siglo XX.