Antes de su estreno oficial el 1 de diciembre, José Celestino Campusano presentó en la 31° edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata su última película, El sacrificio de Nehuén Puyelli que integra la Competencia Latinoamericana.

Filmado en Bariloche, con la participación de la comunidad mapuche Ranquehue, el film -inspirado en un caso real- es una mezcla de “drama rural y carcelario”, según las palabras del propio director, productor y guionista que transcurre entre un pueblo bastante violento y la vida en una cárcel con un precario orden establecido gracias a lealtades, códigos internos y devoluciones de favores.

Nehuén Puyelli (Chino Aravena) es un joven chileno de origen mapuche con dotes de sanador que es acusado de matar a una anciana con su medicina ancestral y de corromper a un menor de edad, hijo de una familia adinerada. Puyelli se cruzará con Ramón Arce (Damián Ávila) y establecerán un vínculo basado en la conveniencia y la confianza.

Al término de la primera función, Campusano y los actores –no actores, como acostumbra trabajar el realizador- dialogaron con el público sobre su trabajo.

Campusano destacó que para su filmografía “es clave introducirse en la comunidad” donde va a trabajar y “es una de las partes más lindas de la realización”. El director de Vikingo, Fantasmas en la ruta y El perro Molina, entre otros films, esta vez dejó de lado el Conurbano bonaerense, escenario de la mayoría de sus producciones para rodar en la Patagonia. Adelantó que ya tiene filmadas en Bariloche otras dos películas, de próximo estreno.

Consultado sobre las distintas temáticas sociales que aborda en su filmografía, rodadas con crudeza y realismo extremo, Campusano remarcó el trabajo de investigación sobre los códigos de cada tema a tratar que realiza previo al rodaje, con la gente del lugar, y su intención de mostrar las situaciones tal como las conoce. “Todas mis películas tienen como búsqueda ver en qué estamos fallando como sociedad”, finalizó el director sobre la esencia de su trabajo.