Para quienes somos feministas desde hace muchas décadas, el crecimiento que vivimos este año de mujeres y hombres definiéndose como feministas es algo muy gratificante. Porque las mujeres jóvenes y las adolescentes han adoptado la causa y la defienden con la fuerza de su juventud, y su oposición a la injusticia. Entonces nos preguntamos: ¿qué pasó? ¿Cómo se logró esto? Es evidente que la lucha contra la violencia hacia mujeres y niñas tuvo en el NiUnaMenos un gran motor. Allí se visibilizó la gran injusticia y ante esto se revelaron las y los jóvenes, y así se dio el vuelco y su aceptación del feminismo como la ideología que permite superar desigualdades y discriminaciones.

Ahora estamos juntos el movimiento feminista y el movimiento LGBT. Esto comenzó a intensificarse cuando se discutió la Ley de Matrimonio Igualitario. Saldamos algunas diferencias y esto permitió que participáramos en conjunto en todas las expresiones, defendiendo la Igualdad y la eliminación de discriminaciones de todo tipo.Esta nueva onda del feminismo nos trae a la memoria lo que ocurrió después de la recuperación de la democracia en 1983, cuando las mujeres políticas pero con perspectiva feminista lucharon para ser aceptadas por el feminismo. Así se explica la convivencia de mujeres provenientes de posiciones políticas opuestas, unidas por la defensa de un mismo ideal. La experiencia reciente de la defensa del derecho al aborto fue una muestra de esto.

Entonces, este feminismo es inclusivo. Por eso, todos los avances logrados, si bien se plantean para beneficiar a las mujeres, benefician a todos los colectivos en lucha por derechos, también los de la diversidad sexual. Feministas no somos sólo las mujeres. Todos podemos serlo y así vamos a lograr sociedades más justas y equitativas.