Hasta hace pocos años, la Vuelta de Obligado fue mito y tabú para la historia liberal argentina. Sin embargo, desde 2000, mucho antes de que entrara en la agenda política, un equipo del programa de Arqueología Histórica y Estudios Pluridisciplinarios de la Universidad Nacional de Luján trabajó en el sitio de la batalla naval ocurrida el 20 de noviembre de 1845. Al cabo de 30 campañas y 300 m2 excavados, anunciaron el hallazgo de barcos hundidos, restos de las cadenas, dos de las cuatro baterías y el depósito de municiones, que permite una reconstrucción única de un episodio clave para la soberanía nacional.
La Guerra del Paraná enfrentó a la Confederación Argentina, liderada por Juan Manuel de Rosas, con una alianza de las dos potencias mundiales, Francia e Inglaterra, que incluyó bloqueos sobre el Río de la Plata y cuatro batallas. La más emblemática tuvo lugar en ese recodo del río, a 18 kilómetros de la ciudad de San Pedro. El equipo comandado por el arqueólogo Mariano Ramos dio con dos baterías de cañones, gracias al mapa de un general inglés. La tercera fue tapada por el agua, y la cuarta («Manuelita») se ubica en una barranca de 17 metros. Tiene encima casas, veredas, patios y desniveles con escaleras. Aún hoy se puede observar todo el Paraná hacia el sur, este y norte, como lo hizo el jefe de las defensas, Lucio Mansilla, quien desde allí comandó las acciones.
“En el último tiempo también ubicamos el terraplén defensivo que funcionó como depósito de municiones, a 80 pasos de la primera batería, en el monte”, relata Ramos. Una carta del comandante Álvaro Alsogaray les sirvió de guía. “Además hicimos transectas de barrido (radiografías del lecho) en todo el ancho del río, de un kilómetro. Esto nos dio una idea de las anomalías que existen en varios puntos”, agrega. Los hallazgos van desde barcos hundidos y trozos de cadenas hasta partes del puerto que funcionó entre 1896 y 1952. Sumaron el trabajo manual de buzos, porque la visibilidad del Paraná no supera los 20 centímetros. En la próxima campaña buscarán dilucidar de qué se trata cada elemento, aunque deben superar escollos presupuestarios: “Este año no recibimos un peso. Las universidades estamos muy mal, como nunca desde 2003. Volveremos en noviembre si la situación lo permite.”
Aquella mañana del 20 de noviembre, tres enormes cadenas cruzaron el río de costa a costa, sobre 24 embarcaciones cargadas de explosivos. Esas naves son el santo grial de quienes investigan la Vuelta de Obligado, lo que motivó anuncios apócrifos, como en enero pasado (ver recuadro). El equipo ya encontró más de doce  mil elementos, desde vidrio, metal y loza hasta armas y botones de los soldados, a pesar de que el sitio fue recurrentemente saqueado por huaqueros y coleccionistas.
La diferencia armamentística con las potencias mundiales se vislumbra en los objetos hallados: grandes clavos que se usaban dentro de bombas explosivas del lado extranjero; cañones pequeños y bombas macizas, como bolas, por el bando argentino.
En la comida aparecieron restos de yegua, preferida por indígenas amigos «por ser más dulzona». También vieron utensilios distintos de acuerdo a las clases sociales, y la importancia del alcohol, sobre todo ginebra, controlada por los oficiales, para sostener las defensas frente al enemigo. Desde el punto de vista de los documentos –acota Ramos– la batalla “fue una heroica resistencia frente a los imperios de turno”. «

El Republicano apócrifo

El 9 de enero pasado la noticia sorprendió al país. El diario Clarín tituló: “Hallan un buque que participó en la heroica Batalla de Obligado”, en alusión al navío Republicano, hundido en la gesta. Pero el anuncio, realizado en su momento por José Luis Aguilar, fundador del Museo de San Pedro, era falso. Así lo denunció el equipo de arqueólogos de la Universidad de Luján ante la Dirección Provincial de Museos y Preservación Patrimonial, por violación a la Ley 25.743. Aguilar no contó con permiso alguno y no posee estudios en el tema. Y un mástil similar fue hallado por un vecino pescador diez años antes. El artículo afirma que en la zona no hay registros de otros naufragios. Sin embargo, los arqueólogos encontraron varias “anomalías” de barcos, porque hubo un puerto allí décadas atrás. Clarín también habló del “reconocimiento y filmación” de Aguilar. Marcelo Ramos dice: “Es una mentira, ya que los sedimentos en suspensión no permiten observar siquiera la propia mano de una persona sumergida.”

Dinamitada

El silenciamiento de la batalla (por la que San Martín, desde su exilio, felicitó a Rosas) no fue sólo teórico. Tanto en 1972 como en 1955, la Marina dinamitó la estructura donde se habían sujetado las cadenas, que contenía cientos de inscripciones del público a favor de la soberanía.