Del otro lado de la línea se escucha la voz de Hebe Pastor de Bonafini. “En una mano tengo el teléfono y en la otra mi secretaria me está aplicando insulina”, cuenta con desparpajo desde su habitación en un hotel sindical de Mar del Plata. Está cansada. Acaba de regresar de un almuerzo en el que intentó resguardarse por un rato de la vorágine que desencadenó su entrañable testarudez. Su audacia. Su condición de símbolo. Pero Hebe es una persona de carne y hueso.“Soy una mujer de pueblo que pelea hace 40 años. Y las cosas que yo hago quiero que sirvan de ejemplo”, se define. Tiene 87 años. El próximo jueves la Plaza de Mayo será testigo de un aniversario que dice mucho de su propia vida. Se cumplirán 2000 marchas alrededor de la pirámide en lo que promete ser una jornada multitudinaria, con aires de desagravio y de reconocimiento sin par. Hebe se ganó el derecho a ser llamada por su nombre de pila. Así sucede desde hace muchos años entre la militancia social, de los derechos humanos y sectores de la política.En las últimas horas recibió decenas de llamados desde el Exterior: Evo Morales, las autoridades de Cuba, personalidades de Europa ligadas a los grupos de solidaridad.

Con esa mujer finalmente se encontrará esta semana el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi, tras acordar que se podrá tomar declaración indagatoria por la causa “Sueños Compartidos” en la sede de la Fundación Madres de Plaza de Mayo de la calle Hipólito Yrigoyen. “Si él viene a verme, para ver que estoy, que no soy una prófuga, todo bien. Yo voy a tomarme los derechos que me corresponden como ciudadana. Estoy pensando lo que voy a hacer, pero creo que me voy a negar a declarar”, adelanta a Tiempo.“De paso, que el juez conozca la Casa de las Madres, que vea cómo vivimos. Qué hacemos. Cómo nos pagamos hasta el agua. Cómo tenemos una casa hermosa, alegre, llena de adornos y de cosas que nos trae la gente”, acota al promediar la comunicación telefónica desde un hotel sindical.

Su presencia en Mar del Plata tuvo los contrapuntos de una figura que despierta reconocimiento y amor por su valentía, por el dolor reconvertido en voluntad de luchar, pero que también genera rechazo y odio en sectores conservadores y nostálgicos de la dictadura. Ayer mismo, pocas horas después de conceder esta entrevista, el hotel en el que se hospedaba tuvo que ser desalojado –ella se negó a abandonar su pieza- tras recibir una amenaza de bomba. En el almuerzo y a lo largo de la caravana de autos que la acompañó el viernes por la ruta 2, la líder de la Asociación Madres de Plaza de Mayo había recibido numerosas muestras de cariño.“Llegábamos a los pueblos, y la gente estaba en la carretera. Tuvimos que parar en cada lugar. Yo les dije a los compañeros: ‘Paremos, yo no puedo dejar a la gente parada acá y pasar de largo. Yo me quiero parar’. Y así intercambiamos camisetas, banderas. Fue algo de tanta emoción que no podía más. En un momento ya no tenía ni voz”, cuenta.

-Ahora que pasaron los hechos, tras el levantamiento de la orden de captura y luego de que el juez aceptara tomar la indagatoria en la sede de Madres, ¿qué balance hacés de lo que pasó?

-Las cosas que hago quiero que sirvan como ejemplo. Para que la gente entienda que no nos pueden seguir dando un cachetazo cada día. Echan gente todos los días y nos quedamos sin hacer nada, como si fueran cosas pequeñas. Porque hay algunos que no se plantan del todo. Porque uno tiene los derechos del ciudadano, derechos que lo amparen. Que no es lo mismo que esta justicia burguesa, que está en contra de nosotros. Pero para mí lo más importante, lo más lindo, es que el pueblo produjo este hecho. Un hecho loco, con tanto acompañamiento de la gente en apenas una hora o dos. Y después el acompañamiento que tuvimos en el camino hasta Mar del Plata. Yo no lo podía creer.

-Tanto Raúl Zaffaroni como Jorge Yoma advirtieron que esa orden de detención no era necesaria. ¿A qué atribuís todo eso? ¿Por qué hubo varios coches de asalto, hidrantes y entre 50 y 60 policías justo un jueves, en el que se hacen las rondas?

-También había cualquier cantidad de policías de civil armados. Que se mezclaban entre nosotros. Muchos lo vimos. Porque ellos no las muestran pero las ostentan (las armas) de alguna manera para meterte miedo. Y yo decía: ¿qué quieren, un muerto estos tipos? Mirá si matan a un pibe.Es muy loco lo que hicieron. Quisieron meter miedo al pueblo. Transmitir un mensaje tipo “no te hagas el loco porque mirá lo que te hacemos”. Pero ellos no saben que a las Madres la policía no nos asusta. Ya lo vivimos, ya lo sufrimos, ya nos pegaron, ya nos hicieron de todo. Y lo único que a mí me preocupó, y por eso salimos (con la combi) por un costado corriendo, eran los pibes. Porque los pibes también se calientan. Y ver tantas personas armadas, dos filas de milicos con cascos y con esas pantallas que se ponen adelante y con unas caras que parecía que te querían comer crudo…

-Los abogados de Madres, recordaron que las Madres colaboraron con el avance de la causa “Sueños Compartidos”, que primero tuvo Norberto Oyarbide.

-No es que yo no fui nunca (a declarar a Tribunales). Fui 80 veces, hasta me cansé de ir. Es como una burla. Mandé un papelito al juez (por la carta enviada el jueves a la mañana al juzgado, en Comodoro Py), que no es jurídico. Mi abogado ahora es Morete. Nosotros, cuando pasó todo, llevamos (al juzgado) 60 cajas (de documentación). Y las custodiamos. Y nos presentamos como querellantes. A esas cajas las cuidamos en una habitación. Los Schoklender las quisieron venir a robar con gente armada, y justo en ese momento había una persona de la policía hablando conmigo y salió corriendo, defendió el lugar, porque ahí estaba la documentación. No se la dejamos llevar. Las rescatamos y se las llevamos al juez. Ahí está dónde nos afanan, cómo nos afanan, cómo pican las boletas que tenían. Lo que hablaban, lo que decían, lo que sacaban. Ahí está todo lo que nos robaron. Pero todo eso, en el juzgado, nunca lo miraron.

-¿Y si se presenta el juez en la sede de Madres?

-Que se presente. No tengo ningún problema. Las Madres nunca tuvieron ningún problema. Cuando nos allanaron la casa le abrimos todo. Y estuvieron horas y horas revisando. En el primer allanamiento que nos hicieron, que las Madres tenían miedo, vinieron un montón de policías que ni te imaginás. Abrieron todas las puertas, pero no tiraron nada, eso sí. Ni un papel al piso. Pero revisaron hasta el último rincón. Y en un momento encontraron en la cocina un armario. Y adentro encontraron tres libros azules. Entonces decían: “Acá están las cuentas”. Y el tipo que los abrió –yo, como sabía lo que eran, me quedé mirándolo- los abrió y se encontró con que eran los Diarios de las Madres todos encuadernados. ¿Y sabés lo que decía la primera hoja del primer libro? “Juicio y castigo a los culpables”. Era la primera tapa del Diario de las Madres. “Parece que los puso alguien”, dijo el policía entonces. Que revisen todo, que revuelvan todo, que saquen fotos de todo. No tenemos nada que ver.

-Hay una relación estrecha entre algunos sectores de la ex SIDE –se lo menciona a Antonio Stiuso y a su círculo de confianza- con un sector de los jueces federales de Comodoro Py. ¿Lo que pasó el jueves puede ser un ensayo para otra cosa? ¿Por ejemplo, meter pressa a Cristina?

-A toda esa banda yo le diría que, si se les ocurre poner presa a Cristina, piensen en lo que pasó conmigo. Yo soy nadie, sólo una mina del pueblo que lucha y que pelea,imaginen si le llega a pasar a Cristina. ¿Sabe lo que puede llegar a pasar? No vamos a ir a trabajar por dos meses. Van a tener que pensar otra cosa. El que siembra vientos, recoge tempestades. Pero el que siembra buena semilla, saca buenos frutos. «