“En nuestra historia está el futuro.” La frase que pronunció Mario Cafiero, ex diputado nacional, resumió en una simple oración el espíritu del encuentro que se realizó este jueves en la sede de SMATA, el gremio de los mecánicos.

El acto se había convocado como un reconocimiento público a Antonio Cafiero en ocasión de las tres décadas de su triunfo electoral de 1987. En aquel año, con un primer semestre conmocionado por el alzamiento carapintada de Semana Santa, el entonces referente de la autodenominada Renovación Peronista arrebató la gobernación de la provincia de Buenos Aires a una UCR alfonsinista que iniciaba su declinación.

Organizado por los hijos, nietos y hasta bisnietos de Cafiero, el homenaje al ex gobernador bonaerense (1987-1991) fue mucho más allá de un ejercicio de nostalgia. Quienes lo convocaron, al igual que los oradores que usaron el micrófono, buscaron hacer una analogía entre la actualidad del amplio y heterogéneo conglomerado del justicialismo con la situación de desconcierto, fragmentación y ausencia de liderazgos que vivió el peronismo tras la derrota electoral de 1983.

La reunión en el auditorio de SMATA acercó hasta la sede sindical de la avenida Belgrano al 600 a ex funcionarios de la gobernación de Cafiero y a ex miembros de las administraciones bonaerenses de Felipe Solá, otro de los presentes en la tarde, y uno de los últimos oradores. Todos ellos, junto a la familia –numerosa, por cierto- del propio Cafiero, se codearon con los delegados del gremio mecánico y trabajadores del sector automotriz que, vestidos mayormente de verde (el color del SMATA), jugaban de local.

La actividad arrancó con un discurso del secretario general Ricardo Pignanelli, también presente, líder de un gremio que está siendo afectado por los despidos y las políticas de desaliento a la industrialización y apertura indiscriminada del comercio exterior.

En el anfiteatro de los mecánicos también se pudo ver al intendente de Merlo Gustavo Menéndez, flamante presidente del PJ bonaerense, quien también dedicó unas palabras a la trayectoria de Cafiero. Entre los asistentes, además, se veían caras conocidas de la dirigencia peronista de todos los ámbitos. 

Entre las butacas se veían a ex ministros del kirchnerismo, como el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, el ex canciller Jorge Taiana y el ex ministro de Salud Ginés González García. Pero la convocatoria de homenajear a Cafiero contó asimismo con la presencia de dirigentes distanciados abiertamente de la ex presidenta Cristina Fernández: eran el ex senador Juan Manuel Abal Medina, desde el 10 de diciembre miembro de la Comisión Nacional de Acreditación y Evaluación Universitaria (Coneau), y el ex candidato a senador Florencio Randazzo.

Los rostros conocidos del peronismo –la mayoría se abrazaba al reconocerse, algunos elegían pasar de largo y no saludarse- se completaba con personalidades ligadas al Parlamento, los sindicatos, el territorio, los medios, la publicidad, la opinión pública.

Mientras por la pantalla gigante se proyectaba un videoclip de campaña de Cafiero-Macaya del ’87, con la canción de Litto Nebbia “Sólo se trata de vivir” como spot musical, entre los asientos iban desfilando el diputado y apoderado nacional del peronismo Jorge Landau, el legislador del Parlasur Eduardo Valdés, el gremialista Víctor Santa María (Suterh), el senador nacional Fernando “Pino” Solanas, el productor de medios Renato Miari, el encuestador Ricardo Rouvier, el ex intendente de Moreno Mariano West, los periodistas Martín García y Milcíades Peña, la dirigente del PJ porteño Kelly Olmos, el representante del PJ platense Esteban Concia, el dirigente sindical Roberto Digón, el ex secretario del Mercosur de la Cancillería Agustín Colombo Sierra y el economista José “Pepe” Sbatella, entre otros.

El periodista y productor musical Osvaldo Papaleo, hermana de Lidia y testigo en la causa judicial por la apropiación de Papel Prensa, ofició como maestro de ceremonias. Papaleo cumplió con su rol con un estilo decontracté, entre reo y desfachatado: cada vez que podía colaba algún comentario ácido sobre la cultura política o la historia del peronismo que (“En la renovación habían muchos blancos y pocos negros”, “la obsecuencia y la delación son muy comunes en el peronismo”) que hacía reír a los presentes.

Un momento inesperado se vivió cuando subió al estrado el radical Juan Manuel Casella, ex candidato de la UCR a gobernador bonaerense en 1987. Casella recordó a su rival y vencedor en aquellos comicios como “un demócrata” por sobre todos los otros rasgos personales como dirigente.

Cuando llegó el turno de la familia Cafiero, Mario hizo subir al escenario a todas las generaciones de los herederos de Antonio, incluyendo a Juan Pablo, ex embajador en el Vaticano, a Francisco y Santiago, jóvenes dirigentes que hacen política desde la ciudad de Buenos Aires y el municipio bonaerense de San Isidro.

“Recordar a Cafiero es tener memoria de su enseñanza”, resumió Mario hacia el final de su discurso.

En esa sintonía se expresó también Pignanelli. “De las grandes crisis se sale con mucha grandeza de los dirigentes, con mucha generosidad y poco egoísmo. En la vida caerse nos caemos siempre. Lo más lindo es levantarnos. Cada vez que nos dejamos digitar los candidatos nos caemos de un golpe”, reflexionó Pignanelli.

El gremialista valoró como una muestra de desprendimiento que Cafiero haya promovido la realización de la interna partidaria con Carlos Menem en vez de hacer valer el hecho de gobernar la provincia de Buenos Aires a modo de presión para que lo eligieran único candidato presidencial del peronismo.

Pignanelli tampoco se privó de enviar un mensaje filoso hacia la actualidad del peronismo. “Tenemos que olvidar los rencores, no las traiciones”, exhortó y desencadenó una ola de aplausos. Luego habló el intendente Menéndez. Presentado como nuevo presidente del partido en el estratégico distrito bonaerense, el jefe comunal de Merlo se mostró confiado en que, “ni un segundo antes ni un segundo después”, el peronismo volverá a ganar las elecciones y gobernar el país. “Tenemos que dejar de lado rencillas sin sentido. Las derrotas y los errores son grandes maestros. No va a pasar tanto tiempo para que le regalemos un triunfo a Perón y a Evita”, vaticinó.

Los organizadores informaron luego que había llegado una adhesión del gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, y presentaron un video realizado por el Grupo Octubre sobre los logros de la gobernación de Cafiero, en el que se intentó poner en marcha –como uno de los rasgos de la gestión- la participación popular en la implementación de las medidas de gobierno.

Hacia el final del evento, Solá recordó cómo llegó a conocer a Cafiero: un día lo llamó por teléfono para ofrecerle trabajar con él. Dijo que desde entonces, aunque durante la campaña de 1987 le tocó militar junto a Luis Macaya, el entonces número 2 de la dupla, luego vicegobernador, fallecido en 1992, él siempre se sintió “de Cafiero”. El diputado y ex gobernador también destacó el aporte que hicieron, tanto Cafiero como el cineasta ‘Pino’ Solanas, en la transmisión de las enseñanzas y anécdotas protagonizadas por el propio Perón para las generaciones que no pudieron conocer personalmente al fundador del justicialismo.