En la era de la imagen, la movilización masiva del jueves 12 de mayo en defensa de la educación pública apenas logró abrirse paso en la agenda mediática. Y esto, a pesar que pocas veces se vio a todas las universidades nacionales unidas en un mismo reclamo. En ese contexto, las imágenes jugaron un lugar central en la convocatoria, se multiplicaron y miles de personas se apropiaron de ellas como forma de identificación y vía de comunicación alternativa. 

La patria, la mujer sentada en el emblema de la UBA diseñado por De la Cárcova en 1921, con un libro en el regazo y la mirada reflexiva, de repente se paró y causó sensación. Y en estos tiempos, eso no es poca cosa, como dice Emiliano, profesor de la UBA, «una mujer de pie con la frente en alto, con una leve sonrisa de orgullo y confianza, con escudo y un libro en alto da mucho que reflexionar».

Marcelo Leybovich, docente de la FADU y autor de esta nueva imagen, reaccionó frente a otro diseño que mostraba el círculo vacío, en referencia al 0% de aumento del presupuesto universitario para este año, y explica que si bien el logo vacío era fuerte, le provocaba cierta pesadumbre. «El día que hice el logo de la UBA de pie, no pudimos dar clases por paro. Por ese lado, la ‘ausencia’ no me cerraba. Además, la desaparición me genera una segunda lectura muy fea, entonces hice este otro como alternativa, porque no se trata de criticar sino de proponer.»

Los diseñadores están atentos a aspectos de lo gráfico que muchos pasan por alto. «Al logo clásico de la UBA le tengo un cariño especial. Hay detalles que se habían perdido y que hoy son muy significativos, por ejemplo, el pezón y el ombligo. Algo muy puntual respecto de lo femenino que en algún redibujo, al vectorizar, se perdió.» Además, proyectó un pie hacia adelante en actitud de marchar, con la frente en alto: «Con dos o tres modificaciones, la imagen adquirió más valor. El pelo largo suelto, y no recogido. A la hora de subirla a la Web, ya estaba viralizada, fue vertiginoso.»

La frase en latín que bordea el emblema histórico de la UBA dice: Argentum virtus robur et studium, «La virtud argentina es la fuerza y el estudio». Leybovich no lleva a cabo una traducción a lengua vernácula, sino que la remplaza por otra sentencia más actual y urgente: «pública, irrestricta, inclusiva». «Utilicé la tipografía que ya poseía. Me gusta la idea del verosímil, es decir, la idea de la intervención y lo apócrifo. Cómo volver algo verosímil con dos o tres detalles.» Pocos días después de que realizara este cambio en el lema, el juez federal Pablo Cayssials emitió un fallo contra el ingreso irrestricto a las universidades. Al respecto opina: «Es lo que quieren hacer. En los noventa, cuando cursaba era similar y ahora, como docente, lo veo volver.»

Desde otro enfoque estético, Santiago Pozzi, egresado de FADU, se plantó en Plaza Houssay y –con el apoyo del centro de estudiantes y de AGD UBA– realizó una clase-taller pública con pósters de diseños propios, utilizando la técnica de la serigrafía. Una mano sosteniendo un libro que dice «Saber es Poder» con una bajada que sitúa el concepto. «Creo que la frase es de Francis Bacon, pero para ser honesto, yo la conocí de chico en una pantalla del Mortal Kombat, y me quedó grabada porque trasciende el juego y al autor.» Cuenta que las imágenes «apuntan a ilustrar el valor de la educación para la sociedad y el individuo». Además del sentido literal, «implica que saber es poder concretar, se genera la posibilidad de crear, de hacer cosas reales».

En línea con esta idea y en el contexto de las clases públicas, enseñó este proceso de impresión en la plaza, así los que se acercaban podían ellos mismos imprimir el póster. «Para volver real el concepto del afiche: que los alumnos aprendan el proceso y que puedan hacerlo. Luego los veías en la marcha, y por momentos parecía una exposición de pósters caminantes. Es decir, se produjo una herramienta de comunicación, que después cumplió su objetivo durante la marcha.»

El estilo, la técnica y lo político se aúnan. «Está cerca del pop, y tiene un solo color para que sea legible desde lejos y se resalte el concepto. Cuando tiene un grisado, la serigrafía debe traducirlo en una trama de puntos o líneas. Esa forma radial que sale detrás de la mano remite a los pósters de propaganda chinos, y al Taller de serigrafía popular de Francia del ’68, que en 2001 se replicó acá con un grupo local, el TPS, muy activo en esa época. Estos mensajes rescatan un aspecto optimista y positivo, aquellas cosas por las que hay que luchar, valorizar el derecho a la educación antes que lamentar que quieren desmantelarla.»

Una tercera figura que viene marchando, al trotecito, desde hace varios años es la de un burrito tijera. Surgió de un collage contra los ajustes de López Murphy, y luego renació en una lucha docente de 2008 de la mano de Juan Miranda y Vanesa Maciel. «Queríamos evidenciar en un signo el sentido de la palabra recorte, visibilizar qué significaba de la manera más sencilla y práctica», explica Miranda. La intención era lograr un símbolo de alta pregnancia y lo más versátil posible, que pudiera circular. «Al exagerar la tijera, el dibujo salió medio cantado, la tijera se convertía en burro y viceversa.» Un ajusburro. En la marcha, ese signo mostró su vigencia, ya que se lo vio en esténciles y armado en tamaño king size en cartón. «Se trata de aprovechar la potencia gráfica que nuestra profesión puede agregar a las protestas. Los diseñadores tenemos un rol social y acá tratamos de volcar lo que enseñamos en pos de un bien común, como la educación. Todos estos símbolos ayudan a la visibilidad, que es uno de los problemas que tiene el espacio público hoy, donde a veces hay tanto ruido que se pierde el sentido.»