“La era del big data.” La definición que promocionaba la conferencia que se realizó este miércoles en el Centro Cultural de la Cooperación (CCC) prometía atraer voluntades. Por ‘big data’, concepto en inglés cada vez más escuchado, se describe en términos genéricos a los datos personales de los usuarios de plataformas, aplicaciones y redes sociales que quedan en manos de las empresas que explotan estas vías de comunicación. También se incluye en la definición de ‘big data’ a los procedimientos que se utilizan para encontrar patrones repetitivos en los datos de las millones de personas que utilizan cotidianamente estas tecnologías. Se trata de un fenómeno muy actual, no exento de riesgos y opacidades, tanto por la vulneración de la privacidad como por la evidencia de la manipulación que subyace en la llamada ‘comunicación segmentada’.

La vigencia de esta problemática tuvo su correlato en la conferencia que tuvo lugar en una de las salas del CCC, en el primer piso del centro cooperativo, organizada por el think tank Atenea, Centro de Estudios para el Desarrollo Nacional, que mayormente reúne a graduados de la carrera de Ciencias Políticas de la UBA. Como disertantes habían sido invitados la diputada nacional electa por la provincia de Buenos Aires Vanesa Siley (Unidad Ciudadana); la decana -también recientemente electa- de la Facultad de Ciencias Sociales Carolina Mera; la socióloga y periodista Olivia Sohr, coordinadora de proyectos especiales del sitio web Chequeado.com; y el sociólogo Agustín Salvia, a cargo del Observatorio de la Deuda Social de la UCA.

Para arrancar el debate, el moderador y director de Atenea, el politólogo Damián Ledesma, hizo un diagnóstico del nuevo paradigma de comunicación que se profundiza a partir de los permanentes “flujos de datos” que circulan todos los días. “Este flujo de datos puede ser utilizado en pos del bien común”, aseguró, optimista. Ese pronóstico luego sería matizado por Sohr, quien advirtió por el riesgo que implica para la privacidad personal el cúmulo de datos de los ciudadanos y consumidores de redes y aplicaciones que está en manos del Estado y de las empresas que ejercen su primacía en el sector, como Facebook, Google, Yahoo y Netflix, entre otras.

La responsable de Chequeado.com también planteó el riesgo que genera la hipersegmentación en la conformación de audiencias redundantes, que al consumir noticias privilegian los medios y los artículos que confirman sus convicciones y preferencias mientras que descartan aquellos que no. “El análisis del big data permite generar realidades paralelas según nuestro historial de consumo. Uno termina leyendo algo pre-digerido y entonces se profundiza el nivel de achicamiento, el ‘targeteo’. Son las llamadas ‘burbujas informativas’”, advirtió Sohr, nacida en Chile. Sohr hablaba rápido y en un español bastante neutro, sin modismos trasandinos y con algunas entonaciones que parecían provenir del francés (se graduó en la universidad París 8 Vincennes Saint-Denis).

Al momento de describir el funcionamiento de Chequeado.com, Sohr aseguró que el objetivo de ese sitio web es la “verificación del discurso público” a través de la “discusión sobre la evidencia”. Luego explicó los métodos de trabajo, sobre todo en el chequeo de frases del discurso público de líderes de opinión. En su segunda intervención, hacia el final de la charla, relató que la labor de Chequeado ha despertado cortocircuitos y acusaciones desde distintos sectores partidarios. “La mitad del tiempo nos están acusando de macristas, y la otra mitad, de kirchneristas. Nuestro trabajo es incómodo”, confió.

Promover el desprestigio. Estrategia para destruir derechos

Abogada y secretaria general del gremio judicial SiTraJu, Siley se propuso incorporar a la charla una mirada cruda y desmifiticadora sobre la novedad del marketing político. “La disputa por la construcción de sentido es tan antigua como la lucha por el poder. Es algo tan viejo como Jesús. Pueden cambiar las modalidades, incorporarse nuevas herramientas. Pero eso se mantiene”, recordó. Después repasó los eslóganes de la gestión de Cambiemos, y aseguró que detrás de su tono aparentemente light (“todos deben ceder un poco”, “convertir el sistema en sustentable”, “dejar todo lo bueno y sacar lo malo”, “todos debemos cooperar”), encubrían objetivos de ajuste, recortes y deterioro de la calidad de vida.

“A veces los eslóganes, las marcas políticas, buscan construir un sentido de disimule su objetivo. Un ejemplo es la convocatoria a ‘una nueva relación de cooperación’ entre dos partes que son desiguales: el empleador y el trabajador. Quieren convertir a la palabra ‘cooperar’, o la palabra ‘reforma’, en una bella marca para instalar la política de la precarización”, advirtió Siley. Fue parte de un largo párrafo que dedicó a uno de los objetivos políticos de Cambiemos para el final de 2017: imponer una nueva legislación en materia laboral.

En el marco de la disputa por el sentido, Siley planteó que la estrategia del oficialismo es deslegitimar al Fuero del Trabajo, a los abogados laboralistas y al movimiento obrero. “Son las herramientas para la defensa de los trabajadores, por eso quieren sumergirlos en el descrédito. Para cambiar determinadas políticas públicas necesitan construir el desprestigio de los jueces laborales, de la ‘mafia’ de los abogados laboralistas y de los dirigentes sindicales”, subrayó.

¿Quién instala la agenda? ¿Los medios o las redes?

Uno de los temas que sobrevoló el debate fue la pregunta –clásica en el estudio de la comunicación- sobre qué sector o cuáles instituciones son las que establecen los asuntos prioritarios para la discusión pública. A pesar del boom omnipresente de redes y aplicaciones, los panelistas acordaron en que los medios tradicionales mantienen un rol clave en la instalación de agenda. Residente durante un tiempo en México, miembro del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA pero luego investigador clave para la UCA, Salvia llamó a no tener una visión fetichista y acrítica, instrumental, de los datos. “El dato es muy leve, débil. Si no tenemos un marco teórico y epistemológico robusto, puede ser manipulable por los políticos”, afirmó.

En un tramo de su discurso, Salvia deslizó una crítica a la gestión del INDEC de Guillermo Moreno, durante el kirchnerismo. “El Observatorio (de la Deuda Social Argentina) gana relevancia cuando se interviene el INDEC. Fue importante en la discusión sobre las políticas públicas. También para el debate sobre cuánta más pobreza tenemos o no”, señaló.

Decana electa de Sociales y directora del Instituto Gino Germani, Mera incorporó a la charla el cuestionamiento a las políticas del macrismo (hasta su intervención no se había escuchado ninguna alusión a Cambiemos). “En las lógicas de producción de sentido juega el mundo de las representaciones. También se produce en el marco de la lucha entre los distintos grupos de poder, que quieren imponer sus visiones del mundo”, comenzó. Para graficar la disputa y evolución de las representaciones sociales, Mera puso como ejemplo los cambios en las políticas migratorias a lo largo del menemismo, el kirchnerismo y el macrismo. “Durante el kirchnerismo primó el paradigma de los derechos humanos. A partir de 2015 hay un cambio y la tendencia es hacia el paradigma securitario, de control, y se entiende a la migración como problema”, contrastó.