Siete convictos del Servicio Penitenciario de la Provincia de Santa Fe lograron escapar este miércoles en una cinematográfica fuga luego de que se desatara, a bordo del micro que los trasladaba por la autopista Rosario-Santa Fe, una balacera cuyos detalles aún se desconocen y que en un primer momento arrojan dudas sobre el accionar de los diez agentes penitenciarios involucrados, y la sospecha de que se habría facilitado la evasión.

Dispuesto por la justicia para lo que se denomina un “acercamiento familiar”, el vehículo viajaba pasado el mediodía desde la Unidad Penal N°3 de Rosario rumbo a la cárcel de Coronda. En principio se creyó que había sido emboscado a la altura de Granadero Baigorria, pero al decir del fiscal de Flagrancia, Marcelo Maximino, que investiga el hecho, esa hipótesis “no es la más probable”. El funcionario dio a entender que los convictos no estaban esposados. Tampoco había un patrullero escoltando al micro ni ninguna otra custodia externa.

De los 13 presos que iban en el minibús del Servicio Penitenciario provincial, se fugaron nueve, aunque tres de ellos fueron recapturados. Entre los evadidos está Carlos Andrés D’Angelo, de 33 años, sobre quien pesa desde 2012 una condena a 23 años de cárcel por el homicidio del joyero Edgardo Giménez. Los otros son Leandro Ubaldo Cabalié y Alberto Augusto Quiroz, también presos por asesinato; Alejandro Candia y Mariano Cardozo, por robo; y Alfredo Patricio Rojas y Hugo Peralta. Más de un centenar de policías provinciales y la Brigada Aérea procuran hallarlos entre los pastizales cercanos a la autopista y en viviendas particulares de los alrededores. De los recapturados, se conoce la identidad de dos: Nahuel Arce, que purga una condena por homicidio, y Diego Sosa, preso por robo. Todos habían viajado a Rosario para ver a sus familiares, en un traslado autorizado por un juez, y estaban regresando a Coronda.

Las responsabilidades sobre el hecho están siendo investigadas por el fiscal Maximino, y por Asuntos Internos. A los diez agentes se les inició una causa por “facilitamiento de evasión” durante el traslado. Sus armas y sus teléfonos celulares fueron secuestrados y serán peritados. Algunos de ellos y el chofer del micro que recibieron heridas leves y ya fueron dados de alta. Otro penitenciario, baleado en un glúteo durante la balacera que se desencadenó durante la huida de los presos, fue internado, fuera de peligro, en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, en Rosario.

Según el ministro de Seguridad santafesino, Maximiliano Pullaro, los presos, ya con cinco armas reglamentarias de los agentes penitenciarios en su poder, robaron dos automóviles (un Fiat 147 y un Volkswagen Suran). El Fiat fue localizado, abandonado, y también será sometido a pericias. El funcionario, que se puso a la cabeza de los rastrillajes, aseguró que se hacen por lo menos unos tres mil traslados como éste por mes, y calificó el hecho de “confuso”.