En los últimos días fueron denunciados dos casos de mala praxis a embarazadas cuando iban a tener a sus bebés, en hospitales bonaerenses.

El primero sucedió en el Hospital Comodoro Meisner de Presidente Derqui, localidad del partido de Pilar, donde el 5 de diciembre también fue denunciado por “negligencia médica” el fallecimiento de Natalia Miño (37) tras una cesárea. Con algunos puntos en común con ese hecho, el 8 de febrero murió Marcela Luján Ocampo, de 20 años, luego de que le efectuaran una cesárea. Llevaba 8 meses de gestación y las causas de su fallecimiento aún no fueron establecidas. Su familia apunta a “un mal uso de la anestesia”. Su beba, llamada Jazmín, nació sana y salva.

Según narró su hermano, Sebastián Ocampo, Marcela amaneció descompuesta, con presión alta, y fue llevada al Centro de Salud de Manzone, donde le tomaron la presión y llamaron a la ambulancia, que demoró cerca de una hora en llegar. En ese tiempo, Marcela sufrió convulsiones y fue trasladada al Meisner. Ahí le practicaron una cesárea de urgencia. Desde el hospital indicaron que durante la intervención la paciente sufrió un paro cardiorrespiratorio, lo que le provocó la muerte.

«En ningún momento nos avisaron. La operaron fue sin consultar a ningún familiar -contó Sebastián a medios locales-. Los médicos se pasan la pelota. En el hospital nos dijeron que la culpa fue de la salita. Dicen que le inyectaron algo que no debían. Y en la salita nos dicen que se murió por algo que le pusieron en la ambulancia o en el hospital”. Liliana, prima de Marcela, acotó: «Se quieren lavar las manos diciendo que llegó muerta al hospital y no fue así. Si hubieran actuado bien, hoy no estaríamos llorando a mi prima y a una beba que nació sin su madre”. 

El segundo caso ocurrió en Arrecifes el 24 de enero, cuando Keren Córdoba, de 16 años y con un embarazo de 9 meses, arribó al hospital Santa Francisca “con pérdida del tapón mucoso y el abdomen rígido por las contracciones sin dolor, al llegar y ser atendida le piden que regrese a su hogar por no tener suficiente dilatación”, contó en Facebook una familiar suya, Magalí Córdoba.  

“Ya para el 27 de enero tuvo pérdidas profusas estando en su hogar. Es acompañada nuevamente al hospital y la ingresan por tener presión alta. Realizan una cesárea de urgencia los médicos Espao y la doctora Arosena sin tomar medidas ni precauciones médicas (monitoreos, electro cardiograma, etc…). Al realizar la operación dejan un elemento quirúrgico (guante de látex) para según ellos ‘drenar’ los líquidos”, continúa el relato.

“Luego de la operación, el día 29 aún estando internada se desvanece en el baño por estar sofocada por el calor de la habitación y estar anémica por la pérdida de sangre, en el transcurso de este tiempo la paciente se da cuenta de que el bebé esta brotado por todo el cuello, entrepierna, detrás de sus orejas, y axilas, ella le informa a los médicos y estos le dicen que era por el perfume de la ropa. Al día siguiente les dan el alta a ambos. El 31 la vuelven a ingresar descompensada, le colocan suero y una unidad de sangre. Pasa varios días en el hospital y también lo ingresan a su bebé por el sarpullido y fiebre, lo dejan en la incubadora hasta saber su diagnóstico. Luego la trasladan al hospital de Pergamino en el cual la operan, le retiran el elemento quirúrgico que habían dejado anteriormente, que le estaba causando una grave infección que llegó a los órganos principales. A causa de esto, tuvieron que extirparle el útero”, cierra el texto.

Hasta estas horas, Keren permanecía “entubada luchando por su vida”. Su bebé también se encontraba internado en Pergamino. Ante el reclamo, desde el municipio informaron que se inició un sumario interno “para investigar el hecho y determinar responsabilidades sobre lo sucedido”. Agregaron que la joven, oriunda de González Catán y en pareja con un muchacho de Arrecifes, “habría llegado a la Guardia del hospital con una patología preexistente”.