El gobierno israelí demora la puesta en marcha del plan de anexión del 30% de territorio de Cisjordania, tras las airadas quejas de la OMU y de algunos gobiernos amigos y hasta de las presiones de la administración Donald Trump para no agregar un nuevo problema a la difícil situación política del mandatario estadounidense de cara a su reelección.

El anuncio de Benjamín Netanyahu era que si o si este 1 de julio se iba a cumplir con el plan que forma parte del llamado Acuerdo del Siglo, que diseñó el yerno de Trump, Jared Kushner, y que no cuenta con el beneplácito en primer lugar de los palestinos, pero además, de gran parte de la dirigencia internacional.

La primera en dar la señal de alerta fue la alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, la ex presidenta chilena Michelle Bachelet, quien recalcó que “la anexión es ilegal, punto”.  (ver acá)

Pero desde este lunes llovieron cataratas de críticas, entre ellas del premier británico, Boris Johnson, quien en una columna para el diario Yediot Ahronot, el de mayor circulación en Israel, indicó que “como apasionado defensor” de esa nación, “como amigo de toda la vida, admirador y partidario de Israel, temo que estas propuestas no lograrán su objetivo de asegurar las fronteras de Israel, serán contrarias a sus intereses a largo plazo y pondrán en riesgo recientes mejoras en las relaciones con el mundo árabe”.

El empecinamiento de Netanyahu, enfrascado en una cuestión personal más que de estrategia nacional, chocó con su “premier paralelo”, el actual ministro de Defensa, Benny Gantz, quien se encargó de aclararle que para él, hay cosas más importantes en este momento que la anexión de las colonias ilegales en territorios palestinos. Citó como ejemplo el rebrote de coronavirus cuando ya parecía que la pandemia estaba controlada.

Netanyahu, además, enfrenta un juicio por cargos de fraude, administración desleal y aceptar sobornos comenzó en un tribunal de Jerusalén que debería reanudarse en este mes de julio. El apuro por la anexión -o al menos por remover el avispero- también se relaciona con que el sostén principal de este plan es Trump, cuya reelección ahora no parece tan segura como hace un par de meses.

Desde la Casa Blanca le dijeron que pare con el tema hasta luego del comicio, en noviembre. Teniendo en cuenta el sólido apoyo que los legisladores estadounidenses de ambos partidos reciben del lobby israelí, fue casi se diría que disruptivo el rechazo explícito y el planteo de las representantes demócratas Alexandria Ocasio-Cortez, Rashida Tlaib, Betty McCollum y Pramila Jayapal, que con el apoyo del senador Bernie Sanders están juntando firmas en el Capitolio para que el gobierno estadounidense retire todo tipo de ayuda a Israel si concreta la anexión.

Esta propuesta generó profundos debates puertas adentro de la oposición a Trump, ya que en general los demócratas cuestionan la anexión pero no apoyan sanciones a su más fiel aliado en el mundo, ese que siempre banca las propuestas más descabelladas de cualquier presidente estadounidense.

Israel, que ya anexionó de manera contraria a las disposiciones de Naciones Unidas a Jerusalén Este en 1967 y los Altos del Golán en 1981, está a punto de agregar más territorio en el Valle del río Jordán, a expensas de la población palestina.  Pero por ahora todo quedó en stand by.

En declaraciones a la Radio Militar, el ministro de gabinete Ofir Akunis dijo que el envío del proyecto de ley de anexión al Parlamento, el primer paso del proceso, no se hará el 1 de julio, comos e había anunciado previamente. «La coordinación con el gobierno estadounidense no es algo que deba desestimarse», dijo Akunis, según destaca la agencia Télam.