Que Mauricio Macri no cumpla una promesa que hizo durante su campaña electoral ya no sorprende a nadie. Pero lo asombroso es que el Gobierno no pague costo alguno por hacer todo lo contrario a lo que propuso hace un año. “El fútbol se va a seguir viendo por televisión en forma gratuita”, había dicho el Macri candidato. Consecuencia: el 1º de enero de 2017 se acaba Fútbol Para Todos, se privatizará la transmisión de los partidos y los televidentes deberán tener el servicio de cable, además de pagar un dinero extra todavía no definido para ver los encuentros del fútbol argentino. Hasta acá, lo lógico. Estas promesas incumplidas con descaro son la marca registrada de Cambiemos (o el PRO o la Alianza, como lo quiera llamar cada uno). Lo que se viene ahora, de acá al 31 de diciembre, es la puesta en marcha de un plan de comunicación agresivo para lograr que a la gente le parezca bien o, al menos, no le parezca tan mal que se dejen de televisar los partidos en forma gratuita. Para eso, el Gobierno cuenta con su aparato principal de propaganda: los medios de comunicación que forman parte del Grupo Clarín, más el Multimedios América, el diario La Nación, las publicaciones de Editorial Perfil y algunos más que se suben al carro del oficialismo fundamentalista.

Como si estuvieran refiriéndose a las cuentas de una verdulería, van a aparecer notas, comentarios, informes, editoriales, opiniones de periodistas supuestamente independientes diciendo que la plata que se gasta en el Fútbol Para Todos se podría usar para hacer jardines de infantes (acá, en realidad, pueden llegar a aparecer otras propuestas más imaginativas, pero es difícil que se salgan del libreto ya aprendido de pedir hospitales, carreteras o estaciones de subte), lo cual es una burrada, aunque el discurso se repita tanto que logre meterse en el subconsciente colectivo, sobre todo de la clase media. Es una burrada porque el dinero del Estado no se maneja como si fuera un boliche. Y los 1500 millones de pesos que se gastaron este año en el fútbol no es una cifra significativa para hacer obra social como corresponde. El método de simplificar los temas “para que los entienda doña Rosa” ya lo puso en marcha Neustadt en los ’90 y debería estar caduco, pero lo van a utilizar nuevamente. Es más, el presidente de la Nación ya lo usó para referirse a Aerolíneas Argentinas.

Lo que buscan es que la clase media pague con gusto la tarifa que pongan las empresas privadas que van a volver a enriquecerse como hasta hace diez años. Todavía no se sabe quiénes serán los beneficiados por este negocio, por lo que aún es muy temprano para saber cuánto se deberá pagar por mes para ver los partidos en casa. La cadena Fox y el multimedios que maneja Turner, aunque son rivales en varios países, se acaban de unir en una sociedad que apunta a quedarse con una gran parte de la torta. Para eso pretenden armar una plataforma parecida a Netflix, en la que se emitirán los partidos en directo. Sería el tan mentado AFA TV del que tanto se habló durante los últimos años y nunca se puso en marcha. Clarín (a través de Cablevisión y Direct TV) no se va a quedar afuera. Compartirá el negocio para emitir partidos en forma codificada como lo hacía antes de que Julio Grondona se lo entregara al gobierno anterior. Y para que nadie se quede afuera, Torneos será la empresa encargada de la producción. Clink caja para todos.

Esta semana y la que viene tendrá reuniones calientes de las que participarán funcionarios de primera línea del Gobierno, dirigentes de fútbol, empresarios e intermediarios. Fernando de Andreis, a cargo de la Secteraía General de la Presidencia y del Fútbol Para Todos, es el interlocutor que pone Macri para conformar a todos los empresarios con ganas de ganar dinero a través de la transmisión de partidos. Daniel Angelici, presidente de Boca y delfín político del PRO, será fundamental en esas reuniones. Armando Pérez ya no es tan importante porque su Comité de Regularización de la AFA demostró su falta de idoneidad. Fox, Turner, Clarín y Torneos pondrán sus enviados. Se estima que si el 30 por ciento de los actuales abonados al cable paga aparte los partidos, la ganancia está garantizada. Y la mayoría de los actores cree que se superará ese porcentaje sin problemas. Además, de lo que se habló hasta el momento, los más optimistas dicen que los abonos para ver el fútbol en directo serán de entre 200 y 300 pesos por mes. Otros, más realistas, afirman que no habrá ningún abono menor a 500 pesos. Y que los más caros superarán los 700 pesos. Pero eso está por verse. Lo más inmediato ahora es lograr que la gente común salga a pedir que se dejen de televisar los partidos en forma gratuita. El plan está en marcha. Y van ganando por goleada.