Liberado del corset de la Unión Europea, ahora el Reino Unido sueña con recuperar algo de su pasado imperial, aunque inevitablemente atado al poderío estadounidense. Esta semana, el primer ministro Boris Johnson anunció un incremento del 40% de su arsenal nuclear y una nueva estrategia de defensa. A modo de justificación, se dijo que «cuando las circunstancias cambian y las amenazas cambian, necesitamos mantener un nivel mínimo y creíble de poder disuasorio».

El documento Gran Bretaña Global, que Johson presentó ante el Parlamento, define a Rusia como un “estado hostil”, sin embargo, es mas contemplativo con China.

La noticia preocupó a los socios europeos de la OTAN y tambièn al gobierno argentino -ver aparte- ya que los llamados “territorios de ultramar”, fuera del paraguas de la UE, figuran entre las joyas a defender. El costo del plan de Johnson, ronda los 11.000 millones de dólares, para incrementar de 180 a 260 las ojivas nucleares, entre otros gastos en un momento en que la mayoría de las naciones destina todos los recursos al combate del Covid 19.

“No nos conformaremos con una política exterior regional”, desafió Johnson, para aclarar que EEUU es el «mayor aliado” y que el objetivo estratégico es la región Indo-Pacífico, «el motor económico del mundo, donde vive la mitad de la población y se genera el 40% del PIB mundial».

Este paso que anunció Londres va en contra del Tratado de No proliferación Nuclear. De allí que desde Moscú el portavoz de la presidencia, Dmitri Peskov, lamentara «una decisión que daña la estabilidad mundial y la seguridad estratégica».

El informe define a China como un “competidor sistémico” con el que corresponde negociar política y económicamente. «Aquellos que instan a una nueva Guerra Fría con China o a que aislemos totalmente nuestra economía de China (… les digo que) están, equivocados», respondió ante las demandas de los más acérrimos entre los correligionarios conservadores.

La alianza entre Londres y Washington se consolidó aún más en tiempos de Donald Trump, que le dio apoyo al Brexit para sacar a un jugador clave para socavar a la UE. De allí que muchos analistas califiquen a la potencia dominante en la actualidad como Imperio Anglo-norteamericano, integrado por los países que integran el Commnowealth y EEUU. En el plano de la inteligencia militar, esa alianza se desarrolló desde el fin de la segunda Guerra Mundial en lo que hoy se conoce como Five Eyes (Cinco ojos) un sofisticado sistema de vigilancia global del que participan el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda (todos ellos súbditos de la corona de Windsor) y Estados Unidos. «