La música  puede ser un acompañante ideal para el aislamiento. Más si tiene texturas y distintas aristas que vengan de una experimentación sonora y que lleven al oyente a atender  todo lo que se quiere decir, aunque sea  algo instrumental. Algo así sucede al escuchar el disco Lugar, del Saluzzi-Fracchi-Bisgaard Trío,  que fue editado hace pocos días.

“Es un disco que muestra lo esencial. Lo grabamos en un día y medio, fue algo que salió de lo que hacíamos cuando se dio de tocar juntos. Es un producto artesanal, muy orgánico y cuidado, que muestra el lenguaje sonoro que manejamos.   Hay un sentido estético que aparece sin buscarlo, que  se refiere al criterio que tuvimos al hacerlo. Es, sin dudas, el resultado de nuestras convicciones”, explica el guitarrista José María Saluzzi, quien junto al contrabajista Juan Fracchi y el percusionista danés Ulrik Bisgaard buscaron indagar en los sonidos folclóricos argentinos, en los aires del tango y climas del jazz nórdico.

“Hace muchos años que toco con Juan (Fracchi), en dúo y en distintos proyectos. Y en algún encuentro en Europa Juan conoce a Ulrik y rápidamente nos dimos cuenta que teníamos afinidad musical. Tocamos y en seguida surgió la idea de grabar. Uno encuentra afinidades, cuando hace música con otros hay una comunicación. Se fueron dando las cosas para disfrutar la química natural que se dio entre nosotros”, cuenta el guitarrista, hijo del gran Dino Saluzzi.

El repertorio está basado en composiciones originales tanto del propio Saluzzi  como de Fracchi, basadas en canciones folklóricas danesas y argentinas. “En el disco hay una versión que nos salió muy linda de ‘Agitando pañuelos’ y  también hay canciones danesas muy bonitas. Es una forma de experimentar, reinterpretando cosas a nuestra manera, intentando tener un resultado ameno para el  oído ajeno”.

Este trío, formado en 2017, se ha presentado en la edición del año 2018 del Festival Internacional de jazz de Buenos Aires, como así en el Copenhagen Jazz Festival y en el Aarhus jazz Festival de Dinamarca. Durante 2019, el grupo hizo tres exitosas giras por Dinamarca y  distintas provincias de nuestro país. “La música, como cualquier lenguaje artístico, es una forma de llegar a otra persona y dialogar de alguna manera. En ese acto, consciente o inconsciente, uno se va descubriendo, y no siempre está claro que es lo que va  encontrar, solo tenés ganas de probar sin saber qué dispara en otros”, comenta el músico. 

En cuanto a este tiempo de cuarentena, Saluzzi asegura que es un momento difícil porque “a todos nos pone en un lugar que no teníamos pensado, no teníamos el ejercicio para llevarlo adelante. Pero creo que hay que darle el sentido a lo que nos está pasando. Por eso se llama Lugar el disco, porque  se trata de darle sentido al espacio que nos toque. La situación actual te obliga a estar con vos y otros desde otro lugar, y nos descolocó porque fue medio de golpe. Creo que debemos reflexionar y aprovechar para darle la importancia que tiene estar en el propio espacio y con los que uno quiere. Y haciendo lo que uno quiere, por suerte.”

Por estos días Saluzzi está en plena búsqueda con su guitarra, empezando a  componer música nueva, estudiando, dando clases, leyendo, pensando. “Los que trabajamos en el mundo artístico estamos más acostumbrados a la incertidumbre, tenemos cierta sensibilidad y estamos algo más acostumbrado a periodos de aislamiento, con un espacio para crear en solitario. Pero trasladado a toda lo sociedad entiendo que es un problema, nos pone en un aprieto. Se extraña el vivo y las giras, pero no hay que volverse loco”. Saluzzi reconoce que le preocupa la dependencia de los grandes poderes económicos y  el hecho de estar a la merced de ellos con lo que ocurra en el futuro, pero dice que “no hay que perder la esperanza, quizás este gran problema los haga cambiar algo. Espero que muchos puedan abrir los ojos después de esto”.

Que el padre del guitarrista sea el gran Dino Saluzzi no es un hecho menor. “Por  mi papa tuve acceso a muchas cosas que sin dudas provocaron algo en mí, aprendí mucho, estar junto a él fue una escuela. Me ayudo, sobre todo, a encontrar lo que me gusta. Toda la obra de mi viejo tiene influencia en mí, creo que se escucha.  Tocar tantos años con él  por todo el mundo fue una experiencia especial por supuesto. Aprendí que la música  que uno hace es un gran reflejo de lo que uno es y que si queres transmitir algo no hay fronteras, es un el lenguaje común que afecta a todos, como un virus pero saludable, lleno de vida”, revela.


Lugar. Primer disco de Saluzzi-Fracchi-Bisgaard Trío. Editado por Ceibo Música.