La reducción de las prestaciones sociales fue la herramienta que más utilizó el gobierno para contener el gasto público durante 2019 y así avanzar en la reducción del déficit fiscal. Si se lo mide en términos del PBI, el recorte en esa área, en la que se contabilizan las jubilaciones, las pensiones y las demás asignaciones que paga la ANSES, más que duplica el efectuado en otros capítulos sensibles como las obras de infraestructura y los subsidios económicos.

Así lo determina un informe de IARAF (Instituto Argentino de Análisis Fiscal) elaborado en base a la presentación del ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, quien el lunes visitó el Congreso para fundamentar el proyecto de ley del Presupuesto 2020. El mensaje que acompaña la norma incluye una serie de consideraciones macroeconómicas con un estado de la situación a septiembre del corriente año, de donde surgen los datos analizados.

El estudio sostiene que al término de 2019 el gobierno habrá logrado una mejora del resultado primario (ingresos menos egresos del sector público) equivalente a 1,84% del PBI, lo que permitirá reducir el déficit de 2,3% del producto en 2018 a sólo 0,5%, a tono con lo prometido al Fondo Monetario Internacional. El aporte más importante para ese objetivo será la reducción de 0,48% de las prestaciones sociales, seguida por los gastos de funcionamiento que caerán en 0,41% del PBI. Más atrás quedan otros gastos corrientes (0,35%), los subsidios económicos, los gastos de capital (ambos cederán 0,19% del producto) y las transferencias a las provincias (0,06%). De esa manera, el gasto total caerá a 18,44% del PBI. El resto se explica por una leve mejora en los recursos, que subirán 0,16%.

De acuerdo al proyecto de Presupuesto elevado al Congreso, IARAF asegura que el recorte seguirá en 2020 aunque el acento estará puesto en otros ejes. Es que la fórmula de ajuste de los haberes previsionales incorporará (con bastante rezago) la elevada inflación actual y eso impedirá que el gasto en ese rubro caiga más de 0,1% del PBI. Por el contrario, el plan oficial es que una nueva poda a los subsidios económicos (0,5%) lidere el camino para que el déficit de este año se convierta en un superávit de 1% del PBI a fines del año que viene. Claro que para eso todavía falta mucho y nada asegura que con el cambiante escenario político y económico las prioridades se vayan a mantener en el mediano plazo.