Todo dirigente que se precie se pone contento cuando sus votantes potenciales –o incluso quienes no están dispuestos a votarlo– empiezan a llamarlo por el nombre de pila. Esa familiaridad con el candidato indica, para empezar, conocimiento e instalación. «Cristina» es indudablemente CFK. Otro nombre que no necesita mayor explicación, por supuesto, es «Mauricio». (Aunque al presidente sólo lo llaman así sus simpatizantes más convencidos y los humoristas que lo imitan, el resto prefiere usar el apellido.) «Axel», ya se sabe, es el nombre de pila del candidato a gobernador bonaerense por el Frente de Todos. Y mencionarlo de ese modo, con un estilo intimista que transmite cercanía, será una de las claves de lo que resta de la puja electoral en la provincia de Buenos Aires. Sobre todo hasta las PASO. Serán cuatro semanas en las que el polo opositor conformado por el kirchnerismo, el PJ, el Frente Renovador y las organizaciones sociales, desplegará en toda su narrativa los atributos personales que la investigación cualitativa –los llamados focus group, estudios realizados a partir de una muestra representativa– le asigna a Axel Kicillof: capacidad, inteligencia y la percepción de su personalidad como la de un buen tipo.

Pero el «Axel» de la cercanía y las recorridas por la provincia en el Renault Clio modelo 2011 de su amigo Carlos «Carli» Bianco, esas visitas despojadas de todo aparato y con una estructura mínima –micrófono, parlantes y un club o una plaza pública para reunir a la gente, a veces hasta sin escenario– que se convirtieron en una suerte de road movie de la esperanza ante el ajuste, tendrán a partir de estos días un complemento que en el Frente de Todos consideran necesario. El sentido de lo que se busca transmitir está condensado en la simple consigna «Axel gobernador», elegida como eslogan de campaña. Porque ese hombre relativamente joven que en 2016 encabezaba convocatorias ciudadanas en plazas y que un año después comenzó a andar por la provincia para dialogar con los bonaerenses tiene detrás un equipo –en rigor, mucho más que un equipo, porque son varios grupos de trabajo que funcionan en paralelo– que está preparando un mapa de transformaciones para el caso de que «Axel» se imponga en el principal distrito del país. Para eso no le faltan recursos humanos: Pablo López, Cristian Ricard, el nombrado Bianco, su vocera Jessica Rey, junto a todos sus excolaboradores en el Ministerio de Economía, cumplen un rol en esa tarea.

Pero la campaña de Kicillof está lejos de reducirse a sus amigos y compañeros de militancia de la universidad, ni se caracteriza por la improvisación artesanal o al espíritu hippie. El Frente de Todos de la Provincia de Buenos Aires está poniendo en marcha una mesa de coordinación política de todos los sectores que lo componen: desde el kirchnerismo hasta los intendentes, pasando por el massismo e incluyendo a las organizaciones sociales. En esa coordinación todos los sectores hacen sus aportes –es clave, por ejemplo, la información y el análisis sobre la problemática de la seguridad en la PBA que puso a disposición Sergio Massa– y eso a su vez se estudia y sistematiza en conjunto con el staff de colaboradores de Alberto Fernández. A partir de ese trabajo en sinergia se establecen las prioridades en materia conceptual y para el contenido de los spots que se van emitiendo por TV. En esa tarea, junto a la factura audiovisual que garantiza la productora Oruga Cine, se tienen en cuenta los aportes y las recomendaciones de especialistas en opinión pública como los sociólogos Ignacio Ramírez o Fernando Ausas. El primer spot, que muestra a Kicillof en acción por las rutas bonaerenses con en el rasgo particular de su campaña («horizontal y de cercanía»), comenzó a circular por las pantallas ayer, en el espacio cedido por la Dirección Nacional Electoral. De hecho, la viralización de los spots se convirtió en la primera discusión fuerte con el oficialismo de María Eugenia Vidal. La gobernadora incumplió la ley y, en violación a las normas previstas para la campaña bonaerense, adelantó casi una semana el estreno de su primer mensaje oficial. Se emitió en el entretiempo de la final de la Copa América, seis días antes de la fecha permitida para los spots de candidatos a gobernador.

Esa primera discusión con la candidata de Juntos por el Cambio dejó en claro cuál será el tono que prevalezca en la puja por el distrito que reúne casi el 40% del padrón del país. Desde el entorno de Kicillof esperan una campaña muy agresiva («eligieron la campaña sucia», advierten. La decisión, compartida por «Axel» y sus colaboradores, es de ninguna manera devolver golpe por golpe.

En todo caso se denunciará el uso de recursos públicos en la propagación del odio. En esa tarea podrían sumar su experiencia figuras laterales para esta campaña como, entre muchos otros, el diputado Felipe Solá y la economista Silvina Batakis, que no son candidatos. El esfuerzo principal se pondrá sobre uno de las conclusiones que arrojaron los estudios sobre Kicillof en la PBA, donde todavía hay un 20% del electorado bonaerense que no lo conoce. Entre las metas está llevar su conocimiento al 100%, y fortalecer su presencia en algunos targets de votantes específicos, como mujeres de mediana edad de sectores populares que votan a CFK pero que al mismo tiempo son permeables al discurso «contra las mafias» que Vidal esgrime como marca de fábrica. Ese dato implica una paradoja: todos los estudios sobre inseguridad en la PBA reflejan un agravamiento de  los indicadores en los últimos tres años y medio.   

A la hora de sintetizar lo que viene, en el entorno de Kicillof definen la elección bonaerense como la más difícil que deba enfrentar el Frente de Todos. «Nosotros somos Racing, ellos son el Barcelona y jugamos en el Nou Camp, con la cancha inclinada. Pero la realidad está a favor nuestro», resumen para dejar en claro la épica que implica inexorablemente enfrentar a un rival con muchos más recursos. Es la mística que sobrevuela la campaña desde que comenzó con un Clio de color gris, tres puertas, prestado por un amigo con 159.200 kilómetros marcados en el tablero. «