A seis años de su muerte, la personalidad y el estilo de liderazgo de Néstor Kirchner siguen disparando reflexiones y abriendo espacio para la polémica. Este año, el aniversario de su fallecimiento estuvo cruzado por la comparación con la figura de Mauricio Macri a cargo la presidencia. Dos trayectorias muy distintas, dos programas económicos opuestos. Para buena parte del peronismo, la seguidilla de homenajes al santacruceño se potenció por el ejercicio casi inconsciente de comparar a Kirchner con Macri.

Tiempo Argentino consultó a tres pensadores sobre el contraste de dos trayectorias y biografías paralelas, un espejo de modelos opuestos en el que el recuerdo del ex mandatario que inició el ciclo político del FpV sigue influyendo sobre el presente. El artista plástico y ensayista Daniel Santoro, el antropólogo Alejandro Grimson y la socióloga María Pía López aceptaron reflexionar sobre los dos dirigentes que, junto a la ex presidenta Cristina Fernández, organizaron el campo de debate político de la Argentina en esta primera década del siglo XXI.

Tanto Santoro como Grimson coincidieron en una advertencia que dirigieron sobre todo a los simpatizantes del llamado espacio nacional y popular. Los exhortaron a no subestimar al macrismo y al propio Macri, con su práctica hiperprofesionalizada de “diseño de candidaturas”, en palabras de Santoro. Ambos valoraron aspectos de la biografía política de Kirchner, aunque también indicaron sobre el riesgo que supone, dice Grimson, limitar el análisis de la trayectoria del santacruceño a “la faceta épica y la faceta de los aciertos”. Secretaria de Cultura de la Universidad de General Sarmiento (UNGS), López priorizó a la hora de trazar un contraste entre Kirchner y Macri la absoluta discrepancia entre sus alianzas de gobierno.

“Ambos liderazgos expresan distintos modos de pensar sobre qué sistemas de alianzas se garantiza la estabilidad de un gobierno: es la distancia que va desde el enunciado de Néstor de que no se puede criminalizar la protesta social a la prisión de Milagro Sala. Es una diferencia muy fuerte. Néstor vino a combatir con una situación que había heredado, de las muertes en Plaza de Mayo y a lo largo del país. Macri, en cambio, llega contra la idea de que puede haber un desdibujamiento del mando social tradicional. Viene a combatir la emergencia de un horizonte de activismos militantes plebeyos”, contrastó López. Al igual que Santoro y Grimson, la socióloga y ex integrante de Carta Abierta llamó a los militantes e intelectuales ligados al pensamiento emancipador a no subestimar la potencia simbólica del proyecto neoliberal de Cambiemos. “Macri es una máquina de producir sentido, de plantear una estrategia de reconversión social muy planificada”, avisó.

Estudioso del psicoanalista Jacques Lacan, Santoro analizó las diferencias entre Kirchner y Macri como dirigentes políticos sin caer en la tentación de idealizar al primero y minimizar al segundo. Por el contrario, se permitió plantearse interrogantes, algunos hasta incómodos. “Néstor era pura emotividad, pura voluntad, no había demasiado cálculo. Iba detrás de los objetivos políticos. Era todo o nada. Y la entrega tenía que ser total. Era aluvional. Su figura encarna la idea del sacrificio. Eso lo expresó por primera vez cuando se tiró a las cámaras: parecía un tarambana heroico. Era un líder carismático barrial, si se quiere. Y no aceptaba ningún asesoramiento de imagen, ni nada: eso tiene una cosa positiva: porque hay una verdad operando y eso convoca. Pero también hay un peligro: que esa actitud se transmita a toda la gestión del gobierno”, advirtió.

Como modelo antagónico del arrojo sin especulación de Kirchner, Santoro describe a Macri como emblema, un verdadero símbolo, de los CEOs en el gobierno. “Son tipos de una idea administrativa, eficientista, y Mauricio en eso cumple con el modelo del administrador. Se hace su tiempito para irse de vacaciones, da bola a todos sus asesores. Es frío y distante. Todo está producido, todo está velado por el diseño. Detrás suyo hay una precaución muy bien expresada: libretistas, dispositivo puesto en el oído, le dictan el discurso. Es falso y efectivo. Y a veces, cuando se rompe el guión y sale el monstruo, en algún desliz, aparece el pibe garca del Cardenal Newman. En Macri no vas a ver la idea de sacrificio. ¿Para qué lo va a ser si él apenas es la punta visible de un mecanismo de cálculo hecho por especialistas que siempre tienen la respuesta? Por eso, yo digo que hay que tener cuidado con situaciones como la puesta en escena del colectivo en el Gran Buenos Aires (se refiere a la visita a Pilar, cuando simuló un recorrido a bordo de una unidad de la Línea 520). Eso no fue un mamarracho, como creyó la mayoría de la gente progre. Fue efectivo. Porque fue ofrecido de tal manera que para un sector de la sociedad generó empatía. Ojo que son operaciones muy bien hechas. Para algunos parecen burdas pero, para otros argentinos, son eficientes. A estos tipos no hay que menospreciarlos”, se explayó Santoro.

Docente de la Universidad de San Martín (UNSAM), Grimson exhortó a analizar los aciertos y errores de Kirchner pero poniendo un foco especial sobre los últimos, ya que eso permitiría, según su análisis, superar los límites que encontró el kirchnerismo en los últimos años. Y que llevaron al triunfo de la centroderecha hace apenas 10 meses. “Con Kirchner se corren dos riesgos: el más obvio es creer en el relato obvio que imponen los medios concentrados, de que los 12 años de kirchnerismo fueron apenas una pantomima para la corrupción. Pero también hay otro riesgo, sobre todo para los simpatizantes y militantes del kirchnerismo y el peronismo, que es reducir a Kirchner a su faceta épica y su faceta de los aciertos. Porque cuando uno mira el proceso político en términos más generales, vos te encontrás con que Kirchner tuvo aciertos y errores. Como los tienen todos los procesos populares a lo largo de su historia. Por eso, digo yo, ahora se trata de entender cuáles fueron los errores. Y yo creo que en el libro de (Mario) Wainfeld (Kirchner, el tipo que supo) hay pistas sobre eso. Hay que hacer un análisis más complejo de la figura de Kirchner que permita leer hacia el futuro: ¿cómo se superan los límites de una minoría intensa que no logra devenir mayoría? Vos podés no necesitar el marketing de (Jaime) Durán Barba para hablar con la mayoría de la sociedad, pero tenés la obligación de hablar con la mayoría de la sociedad”, subrayó.