En el noveno partido en Mundiales, Sergio Agüero metió un gol. Fue la buena noticia para Jorge Sampaoli en la mala que significó el empate ante Islandia en el debut de Rusia 2018 y una duda menos para el partido ante Croacia, el jueves en Nizhni Nóvgorod. Considerado por el entrenador en el trío de jugadores más importantes, con Lionel Messi y Nicolás Otamendi, Agüero trajo certezas en la disputa por el puesto con Gonzalo Higuaín, que entró a los 84 minutos. Porque a los 13 minutos, el centrodelantero amortiguó un remate sin destino de Marcos Rojo en la zona del punto penal, giró con un movimiento de Romario y estampó el zurdazo arriba y esquinado, desactivando al arquero Hannes Þór Halldórsson. Y, en menor medida, porque intentó asociarse con Messi, su compadre en la Selección, aguantando de espaldas al arco, tocando en corto y picando a los pocos espacios que dejó la defensa rocosa de Islandia. Con diez pases, fue al que más buscó Messi, centro neurálgico de la Selección.

“Siempre es lindo marcar y más en un Mundial. Era lindo poder ganar, pero todavía falta y ahora viene Croacia”, dijo Agüero, 38 goles en 86 partidos con la Selección, tercer máximo goleador histórico, detrás de Messi y Gabriel Batistuta. “En el Mundial todos los partidos son difíciles y más el primero por la ansiedad y los nervios –agregó el jugador de Manchester City–. Hemos jugado bien y a veces la suerte no nos acompaña”. Si Argentina hubiese dejado la imagen que reflectó entre los 30 y 40 minutos, con Agüero participativo en combinaciones supervisada por Messi con Lucas Biglia y Nicolás Tagliafico, seguramente otro hubiese sido el final. Pero de su gol en adelante, Islandia empató, se repartieron la pelota y aumentó la incidencia de la ansiedad en las decisiones, Agüero incluido. “Es humano, hay que estar con él y apoyarlo. A veces las cosas pasan por algo y no pasó un buen día. Ojalá que con Croacia esté mejor”, dijo Agüero acerca de Messi, a quien Halldórsson le atajó un penal.

Después de Sudáfrica 2010 y de Brasil 2014, Agüero se sacó la espina en el debut ruso en Moscú. Y pudo haber sumado porotos para terminar como titular indiscutido en los partidos venideros. Pero el gol del otro 9, el de Islandia, Alfreð Finnbogason, cuatro minutos más tarde, achicó la magia de ese gol con media romarística, redujo los movimientos en los que buscó crear huecos para el pase de sus compañeros. Y otra vez a la retranca. Entre los goles clave en su cuenta, apenas aparece el que ayudó al entrenador Alejandro Sabella en las Eliminatorias a Brasil 2014, ante Colombia en Barranquilla. Los amistosos dominan el resto de su goleo. Desde ayer tiene un gol en un Mundial. Podrá sumar ante Croacia y Nigeria. Lo que resulta indispensable es que sean para que Argentina avance a los octavos de final. En ese punto, claro, no todo depende de él, ni de su amigo Messi. «