Como en el tango, en el que el sacrificio no tenía resultados positivos, la pérdida de ingresos para el fisco por la reducción de las retenciones a la exportación de soja y derivados no tendrá efectos ni en un incremento de las exportaciones ni en mayores liquidaciones de dólares.

Desde el miércoles 3, el impuesto a las exportaciones de poroto y de aceite de soja será 0,5 de punto porcentual más bajo. El gobierno estipuló que ese tributo caiga en ese nivel cada mes, de forma de terminar el año 6 puntos porcentuales abajo que a fines de 2017.

También podés leer: Agroexportadores obtienen cada vez más beneficios pero rinden cada vez menos dólares

Pero, según especialistas consultados, esa rebaja, que tendrá un costo para el Tesoro nacional de 20 mil millones de pesos este año, no será un incentivo suficiente como para lograr que los productores de soja vendan en el exterior parte del enorme stock de granos que tienen acumulado en silobolsas.

Tampoco lo sería para mejorar la liquidación –en el mercado local de cambios- de los dólares generados por esas exportaciones.

De acuerdo con estos especialistas, la venta de soja depende más de la cotización del dólar en el mercado local y del precio de la soja en el mercado internacional.

“En 2017 la soja cayó en la cotización internacional un 5 por ciento mientras que otros cultivos, como el trigo, subieron 5,5 por ciento. Eso hace que los productores opten por guardar la soja y busquen financiarse con otros cultivos”, explicó la analista del mercado de granos Lorena D’Angelo.

Según D’Angelo, este año se profundizará la caída en la liquidación de divisas por parte de los exportadores, lo que ya se vio durante 2017, cuando cayó de 23 mil millones de dólares a 21 mil millones.

“Es poco probable que la rebaja en las retenciones a la soja impacte demasiado en el nivel de liquidación, inciden mucho más los precios y el volumen de producción”, señaló.

Paula Piccolo, analista de FyO, consideró por su parte que “no va a aparecer el stock de soja que guardan los productores en el mercado, al menos por ahora”.

Piccolo señaló que “no se trata sólo de una cuestión de precio, hay reserva de valor del productor, todos los años tenemos un stock de 7 millones que pasan de campaña a campaña, que viene creciendo”, explicó.

Según Pablo Pochettino, analista de la consultora Intagro, “el productor aún retiene 15,1 millones de toneladas de soja de la última cosecha”.

En definitiva, el elevado costo fiscal que deriva de esta decisión no se traducirá en más exportaciones o ingreso de divisas, con lo cual su impacto económico será relativo. Y sucede al mismo tiempo que el gobierno nacional refuerza su política de suba de tarifas, desmantelamiento de áreas estatales y despidos de empleados públicos para reducir el gasto y achicar el déficit fiscal.