Por Philippe RATER / Laura BONILLA(AFP)

Un sinfín de líderes urgieron esta semana en la ONU a reformar y ampliar el Consejo de Seguridad, un viejo reclamo lanzado hace 15 años. Pero las chances de modernizar esta «antigüedad» fundada hace tres cuartos de siglo son prácticamente nulas, estiman expertos.

El G4, un grupo de cuatro países que busca obtener escaños permanentes en el Consejo, reactivó esta semana sus negociaciones para buscar que el órgano fundado para garantizar la paz y la seguridad internacional tras la Segunda Guerra Mundial sea más representativo.

Incorporar el G4 al Consejo implica aceptar a Brasil, la mayor economía latinoamericana y el país más poblado de la región; a Alemania, la mayor economía europea; a India, la segunda nación más poblada del mundo; y a Japón, la tercera economía mundial y gran contribuyente de la ONU. 

La reforma «es indispensable» para que el Consejo de 15 escaños sea «más representativo, legítimo y efectivo», dijeron el miércoles los cancilleres de estos cuatro países, tras una videoconferencia virtual a puerta cerrada al margen de la 75ª Asamblea General de la ONU.

«Obsoleto» 

La posibilidad de reforma del Consejo «es prácticamente inexistente», dijo a la AFP Andrew Bacevich, profesor emérito de Relaciones Internacionales de la Universidad de Boston.

«Y la razón es que la propuesta, que tiene sentido en muchos aspectos, llama a los cinco miembros permanentes a perder poder, a perder estatus. No puedo imaginarme por qué alguno de ellos hallaría esa perspectiva agradable», señaló.

Los miembros permanentes del Consejo, con poder de veto, son Estados Unidos, Rusia, Francia, Gran Bretaña y China, y el Consejo actual «sirve sus intereses», aunque sea «una antigüedad», indicó el experto.

Pero sobre la pandemia de covid-19 o las crisis en Venezuela, Siria, Yemen o Libia, las grandes potencias no logran ponerse de acuerdo, dificultando la cooperación internacional y la resolución de grandes conflictos.

Así sucedió este jueves en una videoconferencia en el Consejo sobre el futuro de la gobernanza mundial en un mundo pospandemia, que terminó con una agresiva diatriba de China contra Estados Unidos, algo muy inusual en el cuartel general onusiano.

«¡Ya basta! ¡Ya generaron bastantes problemas en el mundo!», dijo Zhang Jun, embajador chino ante la ONU, a la embajadora estadounidense Kelly Craft.

«Antes de señalar con el dedo a los otros, ¿cuál es la causa de los siete millones de casos de infección y más de 200.000 muertes en Estados Unidos?», preguntó Zhang, acusando a Washington de propagar «el virus de la desinformación», de «mentir» y de «engañar».

Como lo hizo antes el presidente estadounidense Donald Trump, Craft había acusado a China de «esconder el origen» del virus y de «minimizar su peligro».

Minutos antes, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, alertó en el Consejo que «esta pandemia es una señal de alarma para otras catástrofes aún más graves que podrían ocurrir, empezando por la crisis climática».

«Si respondemos con la desunión y la desorganización de la cual hemos sido testigos este año, me temo lo peor», declaró.

El G4 también busca ampliar la cantidad de miembros no permanentes del Consejo, que son 10, tienen un mandato de dos años y carecen de derecho de veto.

Alemania es actualmente miembro no permanente hasta fin de año, e India debe asumir un escaño en enero. México, otro impulsor de la reforma, regresó en junio al Consejo como miembro no permanente tras una década de ausencia.

Si no hay reforma, el Consejo se volverá «obsoleto», alertó el G4.

La mayoría de los 193 Estados miembro de la ONU apoyan una reforma desde 2005, pero las negociaciones se han estancado.

 «Una sola voz» 

Varios líderes africanos, asiáticos, europeos y latinoamericanos expresaron la necesidad de reforma en la Asamblea.

«La reforma de nuestra seguridad colectiva no puede posponerse más. Esto significa que el principal órgano encargado del mantenimiento de la paz y la seguridad internacional tiene que ser más democrático, representativo, responsable y transparente», dijo en su discurso el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado.

«Un Consejo capaz de superar sus profundas divisiones internas, para trabajar unido con una sola voz», señaló tras recordar que los cinco miembros permanentes son los principales productores de armas del mundo.

El presidente chileno, Sebastián Piñera, en tanto, dijo que el Consejo «ya no responde a las necesidades ni a los desafíos de los tiempos actuales» y reclamó «que sea más representativo de los diferentes continentes, incluyendo América Latina, África o Asia».

Desde 2005 África reclama al menos dos escaños permanentes en el Consejo, pero no se ha puesto de acuerdo sobre qué países los ocuparían.

«Todas las regiones del mundo, incluida África, deben estar representadas de manera equitativa. Hay que aumentar la cantidad de escaños permanentes y suprimir el derecho de veto o ampliarlo», dijo el jueves en el Consejo el presidente de Níger, Issufu Mahamadu.