La visita al Ministerio de Trabajo del titular de la CGT, Héctor Daer, por fuera de agenda, y del camionero Hugo Moyano, puso de relieve el envión que ha tomado el sindicalismo a fin de recuperar espacios en el gobierno.

A diferencia de lo que establece la tradición del peronismo a la hora de conformar las listas de legisladores, que indica que un 33% de los postulantes debe quedar reservado para representantes del movimiento obrero organizado, la cosecha de diputados de la CGT en las últimas elecciones, a pesar de su apoyo cerrado a los candidatos del Frente de Todos, fue magra.

Así las cosas, las distintas vertientes que integran la CGT apuntaron sus cañones a la obtención de cargos en los diferentes ministerios. En particular los de Trabajo, Transporte y la estratégica Superintendencia de Servicios de Salud.

Las primeras versiones indicaban que Hugo Moyano disputaría lugares de renombre en el Ministerio de Transporte que finalmente recayó en Mario Meoni, quien no designó a ningún referente de ese espacio en cargos estratégicos.

Pero además, un cargo que ya se daba por descartado que recaería en manos de David Aruachán, hombre cercano al titular de UPCN y secretario adjunto de la CGT Andrés Rodríguez, es el de Superintendente de Servicios de Salud. Se trata de un puesto clave porque controla los fondos de las Obras Sociales sindicales que exigen acreencias por más de $30 mil millones. Si bien ya cuentan con un plan de pago comprometido por el gobierno de Mauricio Macri, la consagración de un hombre afín oficiaría de garantía de cobro. Inesperadamente y a último momento el puesto recayó en un hombre cercano al ministro de Salud, Ginés González García.

El jueves 2 de enero, en las primeras horas del año, comenzó a circular un rumor fuerte en los pasillos de Trabajo: quien había sido confirmada y ratificada como secretaria de Empleo, pero cuya designación no se había formalizado aún, la abogada y diputada del Frente Renovador Mónica Litza ya no sería nominada como tal. Un cargo clave desde lo político por el desarrollo territorial que permite desplegar.

En Trabajo, la CGT logró consagrar definitivamente a la abogada Mónica Risotto como titular de la estratégica Dirección de Asociaciones Sindicales que define los encuadramientos y otorga las personerías jurídicas.

Para el gobierno, claro, sostener el modelo del unicato sindical resulta estratégico a la hora de garantizar un alineamiento sindical detrás del Pacto Social. Con todo, fue a expensas del cargo de Secretario de Trabajo que, usualmente, recae en un funcionario afín a la CGT y que hasta hace pocos días estaba en manos, sin designación formal, de Marcelo Bellotti técnico de confianza del ministro.

 Jorge Sola, secretario de prensa de CGT, descartó que la CGT estuviera en un plan de recuperar los puestos que nunca recibió y señaló a Tiempo: «No tengo el dato de que Héctor (por Daer) se haya reunido con Moroni. Como CGT tenemos que empoderar la propia central para que ocupe un espacio de discusión en la mesa política, acercar nuestras soluciones y ser escuchados en ese ámbito. Los funcionarios que pone el gobierno son decisión de ellos. Dirá el tiempo si cumplen bien su trabajo».

En las próximas horas se conocerá el impacto concreto de la supuesta visita express del titular de la CGT a su amigo el ministro Moroni. «