Las tensiones dentro del Frente Renovador volvieron a emerger en el medio del debate sobre el futuro de la obra pública en Argentina, que se lleva adelante en la Cámara de Diputados. Esas tensiones se replican en la relación entre el espacio que lidera Sergio Massa y la Confederación General del Trabajo (CGT), que a esta hora se atribuye como una victoria propia el freno a la norma impulsada por el oficialismo.

«Las diferencias no son de ahora. Esto ya pasó», aclara uno de los hombres que ocupa un lugar en el Consejo Directivo de la CGT y también es diputado por el Frente Renovador. Unos meses atrás el debate por la ley antidespidos ya había dejado expuestos los matices dentro del bloque que conduce Graciela Camaño. Algo que se repitió el último miércoles, cuando diputados del Frente Renovar votaron junto al FpV para que el proyecto impulsado por Cambiemos vuelva a Comisión.

Lo cierto es que más allá del intento de minimizar la cuestión, no son pocos los dirigentes que, a la par que la reunificación del peronismo aparece como una posibilidad latente, comienzan a diferenciarse de Massa.

«Nosotros no tenemos que garantizar la gobernabilidad. Nosotros tenemos que ser oposición. La gobernabilidad se la tiene que garantizar el gobierno con medidas a favor de los trabajadores y de los que menos tienen», disparó uno de los referentes renovadores con representación en la CGT, y marcó su diferencia con respecto a la lógica con la que se maneja el ex intendente de Tigre.

«Massa comete los mismos errores que Cristina. Conducir es persuadir», sentenció lacónico uno de los asesores más cercanos a los diputados de extracción sindical para definir el momento que atraviesa la relación entre Massa y algunos de los dirigentes sindicales.

Si bien desde el Frente Renovador explican que la decisión de votar el regreso a Comisión del proyecto de obra pública se tomó luego de que Cambiemos hiciera llegar las modificaciones al texto original, tan sólo una hora antes de votar, desde la CGT aseguran que fueron ellos los que consiguieron que no se aprobara el proyecto, tal como vino del Senado.

«Para nosotros es una victoria. Rechazamos un proyecto que es la privatización de la obra pública y además le rompimos el bloque a Massa», aseguró, con el pecho inflado, uno de los dirigentes históricos de la CGT, mientras cruzaba el garaje del Edificio de la calle Azopardo rumbo a la reunión del Consejo Directivo que se realizó el jueves.

Mientras tanto, desde el PRO acusan a Massa de hacerles sentir el peso de su bloque para las negociaciones que se vienen y, en ese marco, el propio líder del Frente Renovador dejó circular las fotos de una supuesta reunión «secreta» con la gobernadora María Eugenia Vidal, en donde se comenzó a trabajar en el acuerdo de los cargos de la legislatura bonaerense y un paquete de leyes de seguridad.

Desde el núcleo duro del massismo aseguran que el momento para salir a jugar fuerte de cara a las elecciones del año próximo será en marzo. Mientras tanto, suponen, las tensiones se irán morigerando.

En tanto, los diputados de extracción sindical que integran el Frente Renovador marcan sus diferencias puertas adentro, y articulan con la CGT para dar la batalla legislativa.

Ante ese escenario, los sindicalistas que apuestan a la unificación del peronismo arriesgan una hipótesis que hoy todavía tiene que ver más con el deseo que con la realidad: «La CGT tiene más chances de quedarse con algunos de los dirigentes massistas que Massa de conducir la CGT.» 

«Lo peor ya pasó», aseguró Peña

«Cada día queda más claro que no estamos viviendo una crisis. Lo peor ya pasó», sostuvo ayer el jefe de Gabinete, Marcos Peña, en una entrevista publicada por el matutino La Gaceta de Tucumán. 

«Ya pasó lo peor», señaló el funcionario, tras evaluar que el país «está viviendo un clima de paz». Respecto del futuro, Peña consideró que «las cosas van a mejorar con mucho diálogo entre políticos, sindicalistas y empresarios».  En línea con la estrategia de la «herencia recibida», el jefe de ministros insistió: «La deuda social, en infraestructura y en materia institucional que nos dejaron fue enorme», y «se está trabajando para poder saldarla».

«Hay que alejarse de los fundamentalismos. Es una oportunidad que da tiempo para ir haciendo los deberes y tener una situación de superávit para que el futuro endeudamiento sea un 100 por ciento para infraestructura», agregó Peña.

«Pasó lo más difícil, pero creo que aún falta mucho. Hablamos de niveles de pobreza, de desigualdad y de falta de trabajo. Pero cada día es más claro que no estamos entrando en una crisis, sino que estamos saliendo de ella”,añadió.

Respecto a las voces que se alzan para señalar que diciembre suele ser un mes complejo, el jefe de Gabinete opinó que «la Argentina está viviendo un clima de paz y en ese contexto, no hay razones para pensar que pueda haber problemas estructurales».»Pueden haber algunos focos, como siempre los hay, como todos los días», pero enfatizó que «las cosas van a estar bien y no hay razones para estar preocupados».