La conducción de la CGT, encabezada por sus titulares Héctor Daer y Carlos Acuña, mantuvo hoy una reunión de carácter virtual con una delegación del FMI encabezada por el jefe de la misión para la Argentina, Luis Cadebbu, acompañado por su gabinete de asesores. Del encuentro también participó el Director Argentino ante el FMI, Sergio Chodos, dándole a la reunión un carácter oficial.

El encuentro se realizó en momentos en los que el equipo económico liderado por Martín Guzmán prepara una nueva propuesta para acercar posiciones con los acreedores privados de la deuda luego de postergar el plazo de cierre de la última propuesta de reestructuración.

Mediante un comunicado posterior, la conducción explicó que, en la reunión, “manifestó su preocupación por alcanzar un acuerdo que le permita al país salir del default virtual en el que se encuentra”.  Allí, los dirigentes aseguran que “requerimos el acompañamiento en la negociación con los bonistas privados para alcanzar rápidamente un consenso que permita iniciar el proceso de desarrollo económico que necesita nuestra economía”.

Para la CGT, el FMI “no resulta ajeno a la situación” de “endeudamiento desproporcionado” que sufre la Argentina y que, por ese motivo, “deberá comprometerse en la búsqueda de una solución que garantice la sustentabilidad macro económica que permita un desarrollo inclusivo desde el punto de vista social y laboral”. Sin embargo, en ningún pasaje del texto se cuestiona la deuda que el país mantiene con el propio organismo y que, a contramano del propio estatuto del FMI, ha servido para financiar la fuga y la especulación financiera durante los últimos años del gobierno de Cambiemos.

Por último, la conducción aprovechó el convite para manifestar su predisposición a participar en un “proceso de diálogo tripartito institucionalizado con el gobierno y los empresarios para diseñar un modelo de desarrollo productivo que garantice trabajo de calidad para todos los argentinos”.

Los dirigentes de la CGT tampoco hicieron alusión alguna al contexto de crisis global y las repercusiones a escala nacional que ha generado la pandemia del coronavirus como un argumento de peso para bregar por una nueva arquitectura financiera global capaz de incluir la reestructuración de la deuda con los acreedores privados, así como los propios organismos multilaterales de crédito.