La Confederación General del Trabajo (CGT) parece despertar de un largo sueño y pone sobre la mesa la posibilidad de un paro. El triunvirato que conduce la central obrera puso como horizonte la reunión oficial que la cúpula tendrá el 2 de febrero, en Azopardo.

Según pudo saber Tiempo, gran parte de este núcleo –triunvirato incluido– pretende finalizar el cónclave con un plan de acción que finalice con un paro general. Para los líderes de la CGT, el foco del conflicto radica en los masivos despidos, aunque discutirán también otros puntos. «Antes de discutir cualquier tipo de reforma o lo que fuere, hay que asegurar el empleo», aseguró a este medio un vocero sindical. Los gremios apuntan contra los empresarios por no cumplir con los acuerdos firmados y culpan al gobierno de no accionar al respecto.

El principal objetivo del macrismo son los convenios colectivos de trabajo. Pretende modificarlos de manera tal que se ajusten a la perspectiva neoliberal de flexibilidad. En concreto, quiere dar beneficios a las empresas que contraten a jóvenes (pagará parte del salario, siempre y cuando el mismo no supere a un y medio salario mínimo), a personas que tienen planes sociales (seguirá el plan y la empresa pagará el resto del salario) y a quienes trabajen en negro. Además, quitará un 5% de las contribuciones empresariales a la seguridad social. También quiere discutir pago por productividad.

El sector empresario goza de buena salud y espera con pochoclos los avances del gobierno en las reformas. El antecedente de Vaca Muerta les dejó un buen sabor de boca, al igual que el decreto que reforma la ley de ART. Apenas la Unión Industrial (UIA) y la Cámara de Comercio (CAC) salieron a patalear un poco por dos cuestiones: tarifazos eléctricos e impuestos al sector.

Luego de la jugada del macrismo con la ley de ART (era debatida en el Congreso, con participación de la CGT, hasta que Macri la sacó por un decreto de necesidad y urgencia) y de un asado conciliador en Mar del Plata entre más de 80 gremialistas de peso, el triunvirato de Daer, Acuña y Schmidt endureció la postura y desempolvó viejos reclamos: tope a las paritarias, tarifazos, reforma laboral y hasta la movilidad del feriado del 24 de Marzo.
Jorge Sola, secretario de prensa de la central, explicó a Tiempo que «no hay una postura unificada, todavía. Los temas son varios. En algunos, hay desacuerdo en cuanto a los objetivos; en otros, en las formas, y en otros, con el fondo de los temas. Pero la prioridad es el empleo. Antes de discutir cualquier tipo de reforma o lo que fuere, hay que asegurar el empleo».

Sola apuntó que «con el gobierno tuvimos acuerdos con respecto a la ley de ART, pero en medio de la discusión lo sacaron por decreto». Finalmente, habló sobre la reunión del jueves: «Hay consenso en que la situación es muy sensible y el paro es una posibilidad. Pero no será la primera medida, seguramente».
Uno de los cegetistas que estarán en el cónclave del próximo jueves es Sergio Romero, secretario general de la Unión Docente (UDA), quien dio su postura a Tiempo. «Después de ese almuerzo, se ve un ánimo más acorde a iniciar un plan de lucha que culmine en un paro general. Se perdió la buena fe de la negociación y se ha desmejorado mucho la relación con el gobierno.»

Romero también habló sobre el 2 de febrero. «Vamos a tener un fuerte intercambio, seguramente. Va a ser difícil llegar a un acuerdo porque hay matices, son 25 secretarías involucradas, pero los trabajadores están todos afectados. Por lo cual el resultado de la reunión debería ser un plan de lucha», aseguró. Con respecto a la reforma laboral, advirtió: «Hay que tener mucho cuidado con esto. Tenemos que discutirlo mucho y detenernos en cada punto. Es algo que no debe tratarse a través de un DNU. En los ’90 se intentó algo similar y terminó por afectar mucho a los trabajadores. Por eso, tenemos que tener una posición firme y hacer que la voz de los trabajadores quede plasmada en los documentos».
Para echar un poquito más de nafta al fuego, en el medio de esta polémica y con el conflicto de AGR-Clarín a flor de piel, el Ministerio de Trabajo frenó un acuerdo firmado entre los bancos locales y los trabajadores, que incluía un aumento del 20 por ciento. El gobierno quiere imponer el techo de 18% en paritarias, en cuotas. La respuesta de La Bancaria, liderada por Sergio Palazzo (no pertenece a la cúpula de la CGT), fue muy dura. El comunicado dice que los empresarios «no solamente (son) unos sinvergüenzas, sino que de consumar este robo de ingresos se convierten en vulgares estafadores». La Bancaria calificó la conducta de Jorge Triaca como «pusilánime» y lo acusó de tener «doble standard». Los bancarios quedaron en «estado de alerta y movilización». «