“Tiene los días contados, no hay forma de sostenerlo”. Uno de los históricos jueces de la Cámara Federal de Casación Penal definió así la situación de Carlos Mahiques, el magistrado que fue designado en 2013 para otro tribunal, pidió licencia para irse como ministro del Gobierno bonaerense de María Eugenia Vidal y retornó para ocupar un cargo con un “pase” en la máxima instancia penal del país, desde donde monitorea los expedientes contra los funcionarios del anterior gobierno y también los que involucran a integrantes de la actual gestión.

La situación de Mahiques (padre de un fiscal y del representante del Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura y trajinador de los pasillos de Comodoro Py 2002) quedó en jaque como consecuencia de la Acordada 4/2018 de la Corte, que borró de la faz de la tierra al tribunal especial creado para juzgar a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

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La Corte dijo en esa acordada que “el nuevo tribunal del fuero criminal federal estaría integrado en su totalidad por magistrados -originalmente designados para desempeñarse ante la justicia en lo Criminal de la Capital Federal- que fueron seleccionados por el Consejo de la Magistratura de la Nación, sin que hayan sido designados por el Poder Ejecutivo de la Nación, en base a una terna vinculante del Consejo de la Magistratura, previo acuerdo del Senado para desempeñarse en él”. Esa, exactamente, es la situación análoga que atraviesa a Mahiques.

Los abogados Graciana Peñafort y Alejandro Rúa advirtieron la situación y plantearon a la presidencia de la Cámara Federal de Casación Penal que aclare si Mahiques puede seguir interviniendo en las causas en las que participa actualmente. Claramente la respuesta es “no”. Pero en el Poder Judicial, en estos momentos, puede pasar cualquier cosa.

La Corte fue clara: “el ‘traslado’ de un juez constituye en rigor un ‘nuevo nombramiento’”, y para ello es necesario el proceso constitucional establecido para la designación de los jueces, con participación del Consejo de la Magistratura, el Poder Ejecutivo y el acuerdo del Senado. No fue eso lo que ocurrió con el Tribunal Oral Federal 9 (y por eso su creación fue anulada por la Corte) y no es eso lo que ocurre con Mahiques.

Hay un dato adicional: el cargo que ocupaba Mahiques en la Cámara de Casación porteña está, hoy, vacante, y el Consejo ya convocó a concurso para ocuparlo. Pero si Mahiques fuera “devuelto” a esa banca, podría darse la paradoja de dos jueces designados para un mismo puesto.

Mejor parado aunque también vulnerable aparece otro juez “prestado”: el hoy camarista federal Leopoldo Bruglia. Ratificado hace algunos días por el Consejo de la Magistratura, se trata de un magistrado que ocupaba un tribunal oral federal y que pasó a una vocalía en la Cámara Federal. En su caso, está dentro del mismo fuero, pero claramente fue elegido para una función y hoy está cumpliendo otra.

La Corte dijo que “el nombramiento es para un cargo específico y no consiste, en cambio, en la atribución genérica del carácter de ‘juez’ sin adscripción concreta a un cargo». Y abundó: “No quedan exceptuadas del procedimiento constitucional las designaciones que resultan consecuencia del traslado de jueces que ya revisten tal calidad en otro tribunal con ámbito de competencia notoriamente diversa”.

Si una o ambas designaciones fueran consideradas nulas, los fallos en que hubieran participado esos jueces también podrían serlo y el sistema de Justicia, que ya es un tembladeral, podría ingresar en zona de tsunami sin pronóstico factible de evaluación de daños.