A pesar de las voces que en la Argentina aseguraron que “no es el momento de comprar dólares”, los especuladores volvieron a vender sus posiciones en pesos y compraron dólares, con lo que el precio del billete verde pegó un salto sobre el viernes hasta cerrar en $ 15,70. El relevamiento del Banco Central (BCRA) arrojó un valor algo menor, de 15,685 pesos.

«Muchos inversores dolarizaron sus carteras», describió un operador de la city porteña. «En realidad, sigue habiendo un movimiento latente que podría disparase la semana próxima», agregó.
La causa de este comportamiento hay que buscarla en las palabras de la jefa del Banco Central de Estados Unidos, la FED. Janet Yellen dijo ante el Congreso el jueves pasado que no acordaba con una mayor postergación de una suba de tasas de interés en EE UU. De suceder así, Estados Unidos incrementaría su poder de atracción sobre los dólares que están hoy asentados en las economías periféricas, como la Argentina. La razón es sencilla: crecería la rentabilidad de una inversión en EE UU y el que derivase sus fondos hacia ese país se evitaría los riesgos de default o devaluación en las economías más débiles.

La afirmación de Yellen está vinculada a la crisis financiera que atraviesa EE UU, que no ha logrado hacer despegar su economía tras casi diez años del inicio de la crisis hipotecaria. Para el sector financiero estadounidense, la suba de tasas funciona como una suerte de respirador artificial contradictorio, que de un lado le permite expandir sus ganancias y del otro pone en crisis la sustentabilidad de los préstamos que otorga. Pero si tiene que elegir entre una y otra, elige la primera porque, en definitiva, está la creencia de que el Estado y los contribuyentes se harán cargo de los costos de la crisis.

La elección de Donald Trump como próximo presidente de EE UU acentuó esta tendencia, y Yellen fue muy enfática ante los congresistas en el sentido de que no perderá tiempo en aplicar la suba.

En la plaza local, algunos operadores se dedicaron a destacar «el nivel de la oferta de divisas», que como es elevado «no genera sensación de riesgo», al punto de que calificaron el proceso de dolarización de «incipiente». «Los ruidos en los mercados internacionales no se trasladan totalmente al mercado doméstico», aseguró uno de ellos.

A pesar de la tranquilidad que se quiere transmitir, conviene recordar que el dólar tocó su nivel más elevado de los últimos ocho meses, y que lo que sucede con el peso argentino es similar a lo ocurrido con otras monedas de mercados emergentes.

Pero en el mercado opinaron el viernes que la divisa registró un avance semanal de sólo 10 centavos (equivalente al 0,6%) en el segmento mayorista, a $ 15,50 y que el viernes no mostró cambios.

Con todo, no pasó desapercibido que los inversores desarmaron posiciones en pesos, en particular bonos soberanos y de algunas provincias, para comprar dólares. Y que este proceder se dio al mismo tiempo que el gobierno nacional aspira a lograr un fuerte impacto con el blanqueo de capitales por la vía del ingreso de dólares. El otro aspecto vinculado con el blanqueo es que el nuevo gobierno de EE UU podría negarse a compartir con la Argentina, entre otros países, los datos tributarios de sus ciudadanos. Trump no ha sido claro al respecto y cuando tuvo que hablar del tema no se manifestó en forma favorable.

En el mercado de futuros Rofex, la tasa implícita se ubica en torno del 24,5%, muy por encima de la devaluación prevista por el Presupuesto 2017, de un 15,5% y un dólar promedio de 17,92 pesos. «