La Sala D en lo Comercial (Gerardo Vassallo, Juan Roberto Garibotto y Pablo Heredia) tiene una historia conmigo por aquel episodio del partido Real Madrid-Boca y la penalización que hicieron de mi persona. Estaba Juan José Dieuzeide en lugar de Garibotti pero es el mismo perfil moral: una cámara al servicio de Clarín. Si fuera una oficina contigua a la de Magnetto sería lo mismo. Es la que hizo la reestructuración de la deuda del Grupo y fue consecuente con Cablevisión-Multicanal. Es la que lanzó la persecución, ejecutada por Clarín contra Alejandra Gils Carbó. Es la que de una forma tan antijurídica me condenó por ese partido, cuando en primera instancia haya fallado, de acuerdo con todos los testimonios, que yo no tenía ninguna responsabilidad jurídica. Y ahora deciden entre el interés de la AFIP, que es el interés del gobierno, y el de C5N, que en este caso es el interés de los trabajadores.

Hay un método que se llama «de ponderación». ¿Qué ponderás en un conflicto, si tenés de un lado el espíritu recaudatorio de la AFIP y del otro la cuestión alimentaria de los trabajadores? No hay duda. A tal extremo tiene falsedad jurídica, que aclaran en el fallo que esto les puede traer problemas a los trabajadores. Vaya si se los trae….

Fallan a favor de Clarín. ¿Quién está detrás de toda esta historia queriendo concentrar definitivamente la información en la Argentina? Hay dos modos de acabar con la libertad de expresión. Una, en dictaduras, por la fuerza. Otra, con la concentración de medios. Los que quedan afuera mantienen el derecho a manifestarse, pero al no tener trascendencia en la opinión, al no llegar y no poder profundizar y competir, pierden injerencia. Por lo tanto, la libertad está interdicta. Es lo que consiguió Clarín, que por otra parte, es tan fuerte que si quisiera, se compraría todos los medios. Todos. Pero no les hace falta. Cuando se tiene un poder monopólico así, a los medios que no comprás, podés influirlos por la prepotencia de marcar la agenda. El poder da ese privilegio. Todos terminamos hablando, siempre, de lo que ellos quieren. Esa libertad de empresa sí existe y la están usando a rajatabla, contra la libertad de expresión. Ningún periodista se anima a decir otra cosa.

Consecuentemente, el perjuicio para C5N es que se agudiza la problemática de los pagos a los empleados, al extremo que siempre se corre el riesgo de que se llegue a medidas de fuerza. Si no cobrás, a alguien le tenés que reprochar. El drama de los paros es que afectan al canal ante la competencia, ante TN. Ellos tienen maneras de ganarle a C5N: eliminarla de la grilla; que se venda y quede en manos de cualquier tipo que no les provoque problemas, o comprarla ellos; o que la programación se deteriore como consecuencia de una sucesión de conflictos, a los que adherirían todas las figuras conocidas, yo mismo, para otra vez ellos rapiñar la audiencia que les había quitado.

Detrás, el jugador importante es Clarín. El gobierno sigue sus pasos de Clarín. La correspondencia es tal que permitieron que la TV Pública fuera un poco más abierta: total, ya la vaciaron. No necesitan de los medios públicos, los liquidaron, tienen los privados. Es la gran hipocresía de Macri, que dice: “Acá todo el mundo tiene libertad de expresión.”

¿Cómo termina esto? La protesta a favor de C5N de este miércoles fue muy fuerte, acompañada de mucha gente. Tiempo Argentino, sus trabajadores, sus lectores, conocen bien estas historias. La gente se solidariza, eso ayuda mucho. Pero el canal debe salir adelante con su ingreso de publicidad. Y la pauta es ínfima: el gobierno no da un centavo. Quiere minar la resistencia de los trabajadores, que demuestran un profesionalismo extraordinario, pero transitan un año de sobresaltos. Lo es también para los periodistas de Ansa, Editorial Atlántida y de tantos más. Se da, justamente en este 2019 cuando la gente siente a C5N como una voz propia. Cuando es necesario para la democracia que se escuchen más voces.

Este 25 de febrero vuelvo al noticiero de 17 a 20 (si Dios quiere… y si nos dejan). Me había tomado unos días fuera de pantalla. Salía a distancia en la radio. Estaba en el Uruguay. Pero de pronto estalló lo de C5N y sentí la necesidad de estar en la lucha y en la convocatoria. Cada ciudadano debe tener hoy una responsabilidad para no dejar que se caigan determinados medios, apuntalarlos, tratar de afianzar la posibilidad de una información diferente de la que domina por completo la vida del país. Lo dramático es que el periodismo hegemónico se tomó el vicio de mentir. No tiene parangón. No debe haber en la historia del periodismo de ningún país algo similar.

Y en ese marco y de mentiras y visiones segadas, el poder de refutación es muy importante. Lo que C5N, Tiempo, P/12, la 750 y otros pocos, todos con sus matices, aportan el poder de refutar, aún con menos llegada que los hegemónicos. Ellos se miran al espejo y deben corregir algunas cosas, o al menos no pueden darle continuidad a ciertas mentiras, a la mafiosidad que descargan sobre la gente, sobre la información y finalmente sobre la democracia.

Lo que está en juego en la Argentina es la democracia. Sin periodismo, sin ciudadanos informados, no hay democracia. La afectación, la opacidad de la democracia, determinó que en 2105 ganara esta gente para poner al FMI a gobernar en el Banco Central, dejando la Casa Rosada con un paño de Romeo y Julieta dándose un beso en San Valentín… En 2015 hablábamos de que la presidenta era la asesina de Nisman, que Kicillof había robado 400 mil pesos por mes de YPF, que Máximo y Nilda Garré tenían 60 millones de dólares en una isla y que Aníbal Fernández era el autor intelectual del triple crimen. Cada dos meses te metían una información para enloquecer y envenenar al 90% de la gente.

Eso es alterar la democracia. La lucha que defender es que los últimos bastiones de la defensa de la información del ciudadano no se caigan. Y en eso, la participación popular es clave, indispensable. Yendo a los actos, acompañando con la suscripción, como dé el cuero y el bolsillo. «