–¿Hay una rebelión contra las retenciones de Alberto Fernández?

–Están defendiendo sus intereses y la renta agraria y es natural que reaccionen contra un gobierno que está intentando gravarlos para alivianar la situación de los sectores más postergados. Lo que no sucede es que esos intereses sean los de todos en el campo.

–¿La idea de una única expresión política y social del campo es un error?

–Es una idea funcional a las estrategias hegemónicas de los grupos concentrados del agro porque les permite encolumnar detrás suyo a los sectores populares agrarios que potencialmente podrían ser aliados de los sectores populares urbanos, entre otros. La división entre campo y ciudad es inadecuada. Los sectores populares agrarios tienen sus intereses postergados también por la política económica del macrismo, al igual que los sectores populares urbanos.

–En noviembre se lanzó un libro suyo en el que analizó la situación de los trabajadores agrarios de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y La Pampa. ¿Cuáles son los datos?

–Ese libro es un intento por desarmar este mito del campo como un bloque con intereses homogéneos expresados por los grupos concentrados. Demostramos que, tranqueras adentro, es un sector cuya propia dinámica económica, sobre todo en combinación con el modelo macrista, terminó expulsando al 10% de sus trabajadores entre 2008 y 2018 y que, en el caso particular del macrismo, redujo un 34% los salarios reales de los trabajadores agrícolas en el núcleo de los agronegocios de Argentina.

–¿Cuál es el contexto productivo agrario en el que se da este retroceso social?

–Entre 2008 y 2019 la producción aumentó un 40% y el área sembrada un 20 por ciento. Ese es otro de los grandes mitos que propagan los grupos concentrados del agro: que cualquier decisión política que resienta sus intereses golpeará la producción y los intereses de los trabajadores por pérdida de empleo y de salario. En realidad, si no media otro tipo de medidas, esos beneficios no llegan a las mayorías sociales del agro.

–¿Cómo ha sido la evolución de la concentración del capital agrario en esos diez años de estudio?

–Entre 2002 y 2018 desapareció el 30% de las explotaciones agropecuarias, en general pequeñas y medianas; es un modelo en el que no ganan todos, pierden los trabajadores asalariados y los pequeños y medianos productores. La concentración se ha profundizado y subir las retenciones o bajarlas para todos, estimula aun más esa concentración.

–¿Cómo cree que será la evolución de la situación actual vinculada a las retenciones?

–El grupo concentrado del agro y los sectores políticos vinculados al macrismo que hegemonizan políticamente al agro están tratando de revivir los fantasmas de 2008, pero el gobierno nacional, en el caso de las retenciones, y el bonaerense, en el del impuesto inmobiliario, han neutralizado esas maniobras con instancias de diálogo y separación de medidas para pequeños y medianos productores, de un lado, y grandes, del otro. El dilema es que, por un lado, se necesita tiempo para crear una nueva experiencia, para que les lleguen a los postergados de ese campo mejoras concretas y, sobre esa base, redefinir las alianzas y recomponer la subjetividad popular agraria. Por el otro, la derecha del campo busca precipitar las cosas y que no haya tiempo para esa nueva experiencia. El escenario está abierto. «