Todo comenzó con un juramento hace 19 años. El Mundial Sub 21 que se disputó en Australia fue la presentación de un grupo de jovencitos con talento y hambre, todos salidos de la Liga Nacional, pero un triple sobre la chicharra del seleccionado local en la semifinal los dejó sin el resultado deseado. A partir de ese momento, Emanuel Ginóbili, Pepe Sánchez, Fabricio Oberto, Leo Gutiérrez, Rubén Wolkowyski, Gabriel Fernández, Lucas Victoriano, Leandro Palladino y Luis Scola, entre otros, se juntaron y se dijeron con determinación que iban a llevar a lo mas alto al básquet argentino. Cumplieron. 

En el medio escribieron la más exitosa historia de un seleccionado argentino, con el segundo puesto en el Mundial de Indianápolis 2002, en el que se convirtieron en los primeros en vencer a un equipo formado por jugadores NBA en la historia. La cumbre máxima llegó con el oro de Atenas 2004 y el reconocimiento en todo el mundo. Anillos de NBA, la llegada de más y más nombres a la liga estadounidense cuando esa posibilidad, pocos años atrás, parecía ciencia ficción. Un triple que coqueteó con el aro los dejó cuartos en Japón 2006. Un bronce en Beijing 2008 y cuando los héroes parecían pasar a ser leyendas aparece una nueva oportunidad de despedida en los Juegos Olímpicos de Río. 

Todo esto impulsado por el contagio de los herederos, los que se criaron con los Manu, Luifa y Chapu y colgaban posters de ellos en las paredes de sus casas, que dieron la cara en un Preolímpico que parecía imposible. El año pasado en México DF se dio un primer paso fundamental hacia la nueva era, hacia el tan ansiado y temido recambiola, y también cumplieron. 

Y ahora se presenta una posibilidad única, con dos Universos que colisionan hacia el futuro del básquet nacional. Los “viejitos” están dispuetos a dejar su lugar frente a la velocidad y el hambre de Campazzo, Laprovittola, Garino, Deck y Brussino, con la recuperación de Carlos Delfino (tres años sin jugar y siete operaciones) más la garra de Scola y Nocioni. El sueño es alcanzar un podio. No es imposible, pero sí muy dificil, sobre todo si enfrente hay equipos de mucho talento como Estados Unidos (va Kevin Durant), España (con Pau Gasol), Francia (con Tony Parker), Lituania y Grecia. De todas formas, la palabra dificil no aparece en el diccionario de un equipo que supo estar en lo más alto durante muchos años, que se ganó el respeto de todo el mundo y que siempre fue protagonista. Río 2016 será el último torneo de los pocos que quedan de Generación Dorada, pero Los Herederos vienen saltando cada vez más alto.