Hace falta dinero para la recuperación económica. Pero, ¿de dónde tiene que salir? La cuestión, clave para el futuro económico del país, domina el debate en la previa de la asunción de Alberto Fernández, este martes.

En el inicio de la semana pasada, en los pasillos del hotel Alvear Palace, buena parte del empresariado se trenzó alrededor de la pregunta: maquinita, ¿sí o no?

Para José Urtubey, vocal de la Unión Industrial (UIA), el recurso de la emisión es inevitable. En diálogo con Tiempo definió que «2020 va a ser un año difícil pero con una mayor emisión y empezando a levantar un poquito el cebador, sin pasarse de rosca, la perspectiva es positiva».

En pocas (y textuales) palabras: «En la calle falta plata». Además de cumplir funciones en la UIA, Urtubey dirige Celulosa Argentina, una empresa que entró en default el jueves tras vencerse el plazo de una deuda de U$S 60 millones (ver aparte).

En el comercio, la opinión está dividida. El presidente de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), Jorge Di Fiori, consideró que la emisión «es algo que nos llevará a la hiperinflación». El mercantil recomendó cambiar el enfoque: «Hay que empezar por tener una moneda confiable porque actualmente la gente prefiere evitar el peso».

En tanto, un vocero autorizado del sector de las cadenas supermercadistas dio por hecho que la imprenta de billetes se está desempolvando para entrar en acción. Los comercios minoristas van a ser beneficiarios directos de una inyección de dinero en los bolsillos de la población que destina el ingreso masivamente al consumo.

También la industria alimenticia. Daniel Funes de Rioja, representante de las grandes fábricas que venían rechazando posibles aumentos de salario, abrió el lunes pasado una ventana a una recomposición fruto de las negociaciones que se vienen con el futuro gobierno y los gremios en el Consejo Económico y Social.

Retenciones cero

La alternativa es que el gobierno de Fernández se financie con un aumento de los impuestos. Puntualmente se baraja la suba de los derechos de exportación pero esa posibilidad tiene con la guardia alta a las patronales del campo.

El titular de la Sociedad Rural (SRA), Daniel Pelegrina, remarcó a Tiempo la posición de la que entidad más importante del sector: «Creemos que es el peor camino para generar una economía exportadora eficiente y seguimos luchando por la eliminación» del gravamen.

A ninguna empresa le gustan los impuestos pero algunas, incluso del sector agropecuario, se desmarcaron y se abrieron a negociar dado el contexto político.

El titular de la SRA subrayó que esa variable no supone ninguna salvedad. «Se dice que aumenta el tipo de cambio pero nuestros costos también aumentan con el tipo de cambio, así que salimos más perjudicados. Hay que eliminar el mito del mercado interno que fracasó con el kirchnerismo porque los costos son en dólares», planteó.

Equilibrio

En los hechos la maquina de imprimir billetes volvió a funcionar en los últimos días del gobierno de Macri, que con el Decreto 740/19 autorizó la impresión de 400 mil millones de pesos.

Para el economista Mariano Kestelboim, lo recomendable sería romper con los extremos y avanzar en un modelo de emisión moderada en simultáneo con un esquema progresivo de impuestos inspirado en los países desarrollados.

«Hay que emitir en función de la demanda y de la actividad general, y acompañar con un esquema tributario que no afecte a las personas ni a las empresas, que pueden trasladar costos a precios o fugar», observó el economista. Y aseguró: «Es imposible que haya hiperinflación porque la Argentina actual tiene una economía abierta con sindicatos debilitados». En cambio, reconoció que «puede haber una aceleración inflacionaria».

Funes de Rioja también habló de un equilibrio cuando destacó las iniciativas que se manejan para recuperar ingresos dentro de un programa de incentivo a la actividad y reclamó que esas medidas no deriven en nuevos quiebres de empresas. «

Buscarán alivio para pagar las deudas

El titular de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), Julio Crivelli, aseguró a este medio que las empresas del sector buscan conversar con Alberto Fernández sobre la deuda que acumulan.

El tema será uno entre varios que las constructoras tienen en agenda para un futuro cruce con el mandatario, pero se destacó en un contexto de creciente preocupación por los pasivos del sector privado. «Lo vamos a tener que conversar con el gobierno entrante para ver de qué manera se puede financiar», indicó.

Esta semana terminó con el grupo industrial santafesino Vicentin y la papelera Celulosa Argentina exponiendo problemas para pagar sus deudas. La primera anunció una restructuración de pagos por un «estrés financiero» que según versiones periodísticas se expresaría en un pasivo de $ 23 mil millones.

Celulosa Argentina, de la familia Urtubey, incumplió una deuda de U$S 60 millones. Aunque abrió un canje para prolongar los tiempos del vencimiento el 8% de los acreedores quedó afuera, lo que precipitó el default.

El tema será parte de lo que las corporaciones intentarán conseguir. Consultores privados, recomiendan tapar los agujeros con fondos de la Anses. «