El proceso de Paz en Colombia atraviesa un momento crítico que pone en riesgo el alcance de lo establecido en las diversas instancias suscritas en La Habana entre el gobierno y las FARC. Es porque está minimizando, y en casos directamente excluyendo, la participación de las mujeres, centrales en el largo conflicto, en todas las instancias involucradas en el complejo proceso de paz. La organizaciones de género denuncian que «la Paz sin mujeres, no va», y acaban de presentar un informe que certifica que apenas un 13,3% fueron incluidas en los organismos creados para el proceso de implementación del acuerdo y que la incorporación del enfoque de género transita un lento e incierto recorrido.

«Decimos que sin las mujeres la paz no va, para que la paz sea sostenible nos necesita a todos y a todas y nos necesita a las mujeres”, dice a Tiempo Claudia Mejía, directora de la ONG Sisma Mujer, organización que forma parte de la plataforma Género en la Paz (GPAZ). 

«El proceso está perdiéndose de la inteligencia, la experiencia con que las mujeres miramos la realidad y aportamos a las transformaciones. Una institucionalidad que excluye un 85% de mujeres en los máximos cargos es un proceso que está perdiéndose de esa capacidad», advierte Mejía. «Nos devasta emocionalmente porque no se compadece con los esfuerzos que hemos hecho en estos cuatro años de negociación, con un nivel de incidencia y capacidad propositiva reconocida nacional e internacionalmente.»

El informe fue presentado días antes del receso parlamentario, lugar donde se está debatiendo la normativa jurídica de implementación del proceso de paz. Su primer impacto fue mediático y fue contundente para instalar la problemática. El segundo es que las organizaciones de mujeres fueron convocadas por uno de los organismos intervinientes, a fin de clarificar lo estudiado y escuchar sus propuestas. 

El estudio presentado por GPAZ revela que entre los once organismos civiles y gubernamentales los nombramientos de mujeres son escasos, y en seis de ellos no hay una sola mujer. «De los 45 nombramientos: 39 son hombres y solo seis son mujeres, lo que equivale al 13,3%», dice el informe.

La guerra en Colombia ha sido particularmente hostil con el género. Mejía explica que «la evidencia de que la guerra golpea de manera desproporcionada a las mujeres se refleja en varios indicadores. En el caso de desplazamientos, el proceso de restitución de tierras se dificulta altamente en el caso de las mujeres, porque en una sociedad tan patriarcal como la nuestra la tierra es de los varones. Y en una guerra los mayores desaparecidos y muertos son los varones, y las mujeres pierden la tierra. Otro indicador tiene que ver con que el efecto emocional de la guerra es afrontado fundamentalmente por las mujeres, esto también ocurre en los desastres naturales. Otro indicador es la violencia sistemática contra las mujeres en el marco del conflicto. Hay una violencia dirigida mayoritaria y desproporcionada contra ellas y sus cuerpos que es la violencia de género, incluida la violencia sexual.» «