Sin contar a Javier Mascherano, que jugó de central la final de 2015 con Barcelona, y a Augusto Fernández, un 8 tirado al medio, titular con Atlético de Madrid en la de 2016, el último mediocampista argentino con tendencia a centralizarse en la cancha que estuvo en una final de Champions League fue Esteban Cambiasso en 2010, cuando se paró de 5 en el Inter que le ganó 2-0 a Bayern Munich. Desde entonces, una lectura futbolera indica que la presencia de esos volantes interiores argentinos disminuyó en los mejores equipos del mundo. En el Mundial de Rusia 2018, Alemania, España y Brasil, selecciones candidatas, contarán, en un primer vistazo, al menos con tres jugadores de corte interno, integrados o como alternativas. Argentina aún padece el déficit: no hay ningún mediocampista central en las actuales potencias europeas. Quizá la excepción que confirma la regla es Giovani Lo Celso, que se ganó el puesto en PSG, campeón de Francia, y que puede ser titular en el debut de la Selección ante Islandia en Moscú, el 16 de junio. Con todo, y con la idea de estructurar la defensa a partir del retroceso después de perder la pelota, Jorge Sampaoli trabaja el juego de posesión para que, de pronto, destelle Lionel Messi.

Mascherano, que a los 33 años jugó los últimos seis meses en el Hebei Fortune del fútbol chino, y Lucas Biglia, que a los 32 ocupa el centro del campo de un Milan venido a menos, son los mediocampistas que eligió Sampaoli para un rol. Biglia, que usará la camiseta número cinco, le saca un cuerpo a Mascherano. «Puede ser que Biglia no juegue en el mejor Milan, pero no es tan fácil jugar donde juega –dice Andrés Guglielminpietro, exvolante, campeón con Milan en 1999, seis partidos aquel año en la Selección–. Por ahí los jugadores argentinos no están en los que pelearon las copas europeas. Tenemos al mejor, al fuera de serie, y después muy buenos pero muy reemplazables. En comparación, hay mejores en Europa en todas las líneas. Douglas Costa, por ejemplo, es hoy mejor que Di María. Estamos a la altura pero no sé si hacemos diferencia». El tercero en la Selección es Ever Banega, que se quedó con Sevilla a las puertas de clasificarse a la Europa League, y eliminado en cuartos de final de Champions por Bayern Munich.

Brasil, en cambio, dispone de Casemiro (Real Madrid), Paulinho (Barcelona) y Fernandinho (Manchester City); Alemania cuenta con Toni Kroos (Real Madrid), Sami Khedira (Juventus) e İlkay Gündoğan (Manchester City); España tiene a Sergio Busquets, Andrés Iniesta (Barcelona) y Thiago Alcántara (Bayern Munich); y Francia, en menor medida, se destaca: N’Golo Kanté (Chelsea), Blaise Matuidi (Juventus) y Paul Pogba (Manchester United). «Con Islandia y Nigeria puede que el medio sea de paso. Islandia es directo, juega hacia los extremos. Nigeria tiene jugadores velocísimos, físicos, y ataca directo por todos lados. Pero Croacia sí tiene medio con Modrić y Kovačić (Real Madrid), Rakitić (Barcelona) y Brozović (Inter)», detalla Matías Navarro García, argentino, videoanalista de Rayo Vallecano de España, autor de los informes del grupo de Argentina en Táctica, revista que editó el sitio La pizarra del DT para la Copa del Mundo. «Pero el mediocampo –agrega Navarro García– no es meramente de paso ante las selecciones fuertes, por lo menos desde la intención del rival. En ese sentido, Argentina tiene muchas desventajas y por eso Sampaoli citó a jugadores más veloces que pensantes. Que haya dejado a Kranevitter y Paredes afuera, que son de primer pase, me genera contradicción cuando dice que quiere un equipo de posesión y convoca a jugadores más veloces».

Más que los centrales y la línea de tres por delante en el 2-3-3-2 que dibujó Sampaoli el lunes en la conferencia de prensa en que anunció los 23, la Selección afina qué hacer –y en qué momentos– después de perder la pelota. «Presionar o refugiarse», lo resumió Biglia. Mascherano habló de «transiciones». «Hacia eso va el fútbol –dijo el miércoles–. Los equipos que manejan más y mejor la transición ataque-defensa y defensa-ataque son los que consiguen mejores resultados. La idea que nos viene inculcando el entrenador es tener una estructura a partir de la posesión y evitar las transiciones que la mayoría utiliza para lastimarte, salvo Alemania, España y un poco menos Brasil. Tenemos que tratar de manejar las diferentes facetas. Hacerlo nos hace un equipo impredecible». La función del mediocampista central será crucial en los repliegues, sobre todo cuando haya ocho futbolistas listos para defender, a excepción de Messi y Sergio Agüero. Desde el viernes, cuando se sumó Maximiliano Meza, Sampaoli tiene a los 23 y deconstruye ese 2-3-3-2. Más allá de cierta falta de armonía en el juego, está la premisa conceptual: afinar estilo y asumir riesgos.