Uno de los últimos conjuntos nacionales en definir su nombre de fantasía fue la selección femenina de handball, denominada La Garra, y lo hizo por sugerencia de la psicóloga del plantel.

Laura Spaccarotella las reunió con el objetivo de crear una mística alrededor del equipo, coincidiendo con la reciente contratación de Eduardo Peruchena como entrenador.

«Veníamos trabajando con el técnico de manera individual y luego, previo a los Panamericanos de Toronto, lo hice con las chicas. Fue un momento intenso porque estaba la posibilidad de una clasificación histórica a los JJ OO. Le digo a Peruchena de tener un nombre que marcara una identidad. No un sobrenombre, sino un nombre», dice la psicóloga en charla con Tiempo.

Pero también aclara que el proceso fue bastante complicado: «Les costó mucho, hasta llegaron a pedir ayuda en las redes sociales. Surgió Las Pibas, pero no les gustaba, nada las convencía. Insistí mucho en las charlas, pero el técnico me decía que el nombre aparece cuando ganás algo, pero no es así: es el nacimiento de un hijo, el nombre es lo que se hace en la primera instancia, como un signo de fortaleza.»

Aparece La Garra: «Fue durante una gira amistosa por Hungría, en una cena donde empezaron a tirar nombres. Lo tomaron como una tarea para el viaje. No querían animales ni tampoco el femenino de Gladiadores, podía ser algo más abstracto, como El Alma del básquet, y fue ahí cuando apareció La Garra, una mezcla de fortaleza y la posición de la mano cuando toma la pelota de handball.»
Y, cuenta Spaccarotella, el resultado fue exitoso: «Les vino bien, se logró la clasificación, y la gente empezó a identificarse con La Garra, además de que una importante población de chicas comenzó a volcarse al handball.»

Las chicas del handball tienen otros desafíos por delante ya que en junio la Argentina será la sede del Panamericano, se viene la clasificación para el Mundial de Alemania y, el máximo objetivo es volver a meterse en un Juego Olímpico.