Lo que hasta hoy era una informalidad en la industria automotriz, ya es oficial: las fábricas nacionales se concentrarán en los vehículos de media y alta gama con especial enfoque en el segmento de las pickups.

La definición genera buenas expectativas en relación con las exportaciones pero también preocupación por lo que va a pasar con las importaciones en un mercado que demanda mayormente autos de gama baja que las terminales traen desde Brasil agravando el déficit comercial con el país vecino.

La confirmación estuvo a cargo del secretario de Industria Fernando Grasso en una reunión que encabezó el ministro de Producción Francisco Cabrera con el presidente de la Asociación de Fábricas de Autos (ADEFA) Luis Peláez Gamboa.

En la reunión, convocada para anunciar el relanzamiento de la mesa de competitividad del sector automotriz, Grasso afirmó que: “Estamos transitando un camino de especialización de la industria en segmentos de media y alta gama y pick-ups, con más escala y con un mayor porcentaje de integración de partes y piezas locales”.

Pero la novedad ya circulaba entre las automotrices, concesionarias y autopartistas. En reserva, porque la definición de este camino sugiere que las importaciones de autos más baratos llegaron para quedarse, y con ellas los problemas de déficit comercial, en mayor medida con Brasil, pero también con países europeos.

En el caso de la relación con el país vecino, desde el cambio de gobierno de 2015, las empresas, que son las mismas de un lado y otro de la frontera, capearon la caída de la demanda en Brasil exportando la producción hacia la Argentina. La estrategia les granjeó ventas multimillonarias en el país pero, como contrapartida, las empresas acumularon una deuda cercana los U$S 1.000 millones con el Estado argentino por importar más de lo permitido por la normativa consensuada.

Para el ingeniero Alejandro Sureda, director de la Diplomatura de Industria Automotriz de la Universidad Austral, las fábricas argentinas ya están concentradas en la producción de media gama. Incluso consideró “lógico y positivo” que se busque consolidar la fabricación de alta gama y pickups “porque el país puede aprovechar su mano de obra especializada para esos productos que además tiene un claro potencial exportador”.

La magnitud del potencial exportador de la industrial argentina por ahora es teórica. Lo seguro es que ninguna de las fábricas argentinas produce el tipo de autos que compran masivamente los argentinos. El docente explicó que: “ocho de los diez autos más vendidos en el país son importados y los dos únicos argentinos son dos pickups: la Hilux y la Amarok”.

Según el especialista, las empresas están conscientes de que este panorama favorece al socio comercial del Mercosur pero confían en que la demanda argentina puede evolucionar hacia las gamas más caras, que son el horizonte de la industria nacional. Mientras tanto, aseguró, “los autos más chicos se van a seguir fabricando en Brasil por razones de volumen y escala”.

Otra expectativa del sector es que lo que el país pierde por el aumento de las importaciones se podrá compensar en el futuro con los dólares que ingresen al país gracias a las exportaciones de las gamas más altas y de las pickups.

Otras fuentes del sector pusieron el acento en el problema de la participación de autopartes nacionales. Lo malo de la importación, destacaron, es que no se limitan a los autos terminados sino que es abrumadora en el mercado de las autopartes. 

«A mayor porte aumenta la cantidad de insumos y eso va a terminar incrementando el déficit de autopartes», analizó Santiago Fraschina, de la Universidad de Avellaneda (UNDAV). Hoy por hoy, agregó: «Estamos avanzando hacia un comercio más integrado y dependiente con Brasil pero con baja integración local de producción completa. De poco nos servirá este nuevo modelo si vamos a terminar siendo una armaduría de producción brasileña. Hay que mirar el déficit en conjunto», recomendó. 

Un auto fabricado en el país tiene en promedio un 75% de piezas importadas y, según la mirada de los especialistas, la definición de una industria de media y alta gama y pickups, segmentos modernos que demandan insumos de alto nivel tecnológico no siempre alineados con la producción argentina, puede agravar todavía más la situación de la balanza comercial automotriz.

Reto

En el día de la convocatoria a las automotrices circuló extraoficialmente que el gobierno reclamó a las terminales por el nivel de las importaciones y les pidió en concreto que “fabriquen más e importen menos”.

El titular de la Asociación de Concesionarias (ACARA), Dante Alvarez, aseguró que con este nivel de importaciones las ventas de autos podrán llegar “fácilmente” al millón de unidades en 2018.

Pero puso en duda la posibilidad de que el gobierno avale un modelo que prolongue en el tiempo la cobertura del mercado nacional con autos importados. “Hay un flex, que tiene un plazo en 2020, es decir que hay tiempo para regularizar el problema e incluso hasta se podría prorrogar este marco legal. Pero una balanza de pagos tan desfavorable implica destinar la producción de soja a importar autos y no lo veo sostenible en el tiempo”, concluyó.

Comité automotor

Las versiones del reto del gobierno a las automotrices llamaron la atención porque, en caso de ser ciertas, se habrían producido un día antes de la reunión del Comité Automotor bilateral con Brasil, que tendrá lugar entre el jueves y el viernes en esta ciudad. 

Según informó el Ministerio de Producción las autoridades de ambos países “analizarán la evolución del comercio bilateral y continuarán trabajando en distintos temas como análisis de reglas de origen y convergencia regulatoria entre otros, siempre con el objetivo de profundizar la integración y el desarrollo equilibrado de las estructuras productivas y el comercio”.