Grandes y pequeños industriales saludaron los anuncios del gobierno nacional de la semana pasada destinados al sector, pero también aclararon que la demanda de medidas macroeconómicas que postulan como condición de base para realizar inversiones sigue en pie, esta vez como receta para superar el cuadro que dejará la pandemia de coronavirus.

El miércoles pasado fue el Día de la Industria y la Unión Industrial Argentina (UIA) lo celebró con un acto en la planta de Sinteplast. Allí, el presidente Alberto Fernández y su ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, anunciaron financiamiento por más de $ 450 mil millones, además de un sistema de banca de desarrollo, la entrega de aportes no reembolsables para desarrollo de proveedores y sectores estratégicos, fomento de la industria 4.0 y un programa de impulso de los parques industriales.

La presencia de Fernández en el acto de los industriales fue leída en el sector fabril como una señal destacada hacia ese sector. También lo es, simbólicamente, en el concierto de las relaciones del poder. Con la foto de Fernández y el titular de la UIA, Miguel Acevedo, la central fabril dio una nueva demostración de cercanía con el poder político, a diferencia de otros sectores de peso de la dirigencia privada.

Acevedo presentó en ese acto el documento titulado «Hacia una nueva normalidad: propuestas para la reactivación productiva». Aprovechó su discurso para destacar el rol de las empresas que representa: «La centralidad de la industria es la clave», dijo el empresario aceitero, quien agregó: «Volver a crecer es urgente, proyectar el desarrollo es urgente».

El dirigente Martín Cabrales, miembro del Comité Ejecutivo de la UIA, explicó a Tiempo que para la entidad, el camino para atender esa urgencia es el de las reformas: «Para que haya inversión y empleo se necesita la confianza que llegará de la mano de la macroeconomía», definió.

El empresario cafetero destacó el paso del presidente y su ministro por el acto y remarcó que esos anuncios se suman a otras políticas recientes, como el canje de la deuda pública. «Ahora estamos esperando el Presupuesto 2021», confió Cabrales y agregó: «La única forma que tiene el país para reducir la pobreza es la creación de empleo y el estímulo de la industria y del comercio. Es el camino para incentivar la inversión».

En ese marco, el industrial consideró que los anuncios del miércoles «van encaminados pero no son suficientes, falta un paquete de medidas que incentiven y profundicen. Vamos a tener un año difícil, va costar salir pero, si se toman las medidas que vayan en la dirección del incentivo, el país tiene gran futuro», concluyó.

Unidad nacional pyme

En una línea similar pero desde otro ángulo del espectro, Daniel Rosato, presidente de Industriales Pymes Argentinos (IPA), señaló que las pequeñas industrias recibieron muy positivamente los anuncios del miércoles. “El anuncio sobre financiamiento fue bien recibido porque tuvimos el problema de la falta total dado que la banca privada no nos tiene como sujeto de crédito. Ellos son responsables de que muchas empresas hayan desaparecido en los últimos años o que hayan pasado a la informalidad».

El sector alista una foto con el presidente que proyecta para mediados del mes que viene. Si todo sale como esperan, será en el marco de un congreso pyme que organizan junto con sindicatos industriales. Por estos días, las partes están reuniéndose por teleconferencia para definir los temas que tratarán en ese contexto.

Pasado mañana será la tercera reunión preparatoria a través de Zoom. «Más allá de la foto (en alusión al acto de la UIA), las pymes estamos trabajando en la unidad nacional pyme y conversando con el Ministerio de Desarrollo Productivo, porque queremos decirle que en los momentos en los que se realizan las negociaciones las pymes estamos ausentes», apuntó el líder del IPA.

El grupo espera llegar a noviembre con varios temas definidos: financiamiento, una banca nacional de fomento industrial, la ley de Compre Argentino y, una vez más, en coincidencia con las grandes, «nueva legislación laboral e impositiva porque tenemos 3 millones de trabajadores en la informalidad», concluyó Rosato. «