Las fábricas de anteojos buscan frenar el negocio de la importación, que solo en los primeros seis meses del año aumentó un 160 por ciento, según datos que maneja la Cámara Argentina de Industrias Opticas y Afines (CADIOA).

Para detener el ingreso de mercadería extranjera, las empresas impulsan una regulación que ataque ese problema y otros, como el crecimiento del contrabando y el avance de los productos que no cumplen con los requisitos básicos sanitarios.

Con la normativa, los fabricantes intentarán frenar el negocio de los lentes truchos, cuya disponibilidad en la vía pública aumentó exponencialmente en los últimos años. Según información de CADIOA, cada puesto callejero recauda entre 90 mil y 150 mil pesos mensuales y cerca de 2 millones anuales, considerando entre 20 y 70 ventas diarias de productos que oscilan entre los 100 y los 150 pesos por unidad.

Por estas horas CADIOA discute los términos de la medida con el subsecretario de Comercio, Ignacio Werner, y con técnicos de la Anmat (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) con expectativas de establecer normas técnicas que permitan verificar la trazabilidad, los materiales y la calidad de los productos que se venden en el país contó el presidente de CADIOA y de la empresa LGI SRL, Norberto Fermani.

El empresario aclaró que el objetivo de la regulación será: “Normalizar el mercado interno por medio del retiro de los anteojos basura del mercado. Estamos en negociaciones permanentes. Lo que necesitamos es establecer un marco de regulación que sirva para que el consumidor sepa qué productos están consumiendo”.

Fermani adelantó que se trata de una sola norma integral: “Que aborda todos los temas que afectan al sector. Lo que tenemos que hacer es limitar la importación legal de la basura por medio de una herramienta de control interno porque con la normativa vigente no se puede hacer nada”.

Hoy en el país existen 50 empresas que emplean directa o indirectamente a unas 15.000 personas; un paisaje bastante magro comparado con las más de 300 firmas que producían en los años 70.

La cámara reclama “políticas públicas adecuadas” para revertir una coyuntura de importaciones y contrabando y “recuperar de manera definitiva la senda del crecimiento”, según planteó en un informe oficial.

El informe consigna que en el primer semestre del año, se importaron 818.644 anteojos y armazones, por encima de las 520.675 unidades que ingresaron en igual período de 2016. El aumento es del 157% para el mismo tramo.

A la par, los importadores también aumentaron. Mientras en 2015 eran 57 las empresas que se dedicaban a traer productos extranjeros para comercializar en el mercado interno, en 2016 llegaron a 77 empresas y este año ya son más de 100.

Además, en el país se venden todos los años unos 5.000.000 de anteojos de contrabando. La cámara calcula que cada anteojo se consigue a 30 pesos y que luego se vende hasta por 150 pesos.