En menos de 72 horas, en la Casa Rosada pasaron de la algarabía a la zozobra. El giro tuvo como eje los últimos movimientos del líder del Frente Renovador (FR), Sergio Massa.

Tras el congreso del FR  que este jueves facultó a Massa para negociar con otras fuerzas políticas un amplio frente opositor, los mismos funcionarios que el martes celebraban el pacto de Alternativa Federal para definir candidaturas en las PASO comenzaron a analizar el nuevo escenario con cautela.  

Los numerarios del PRO con oficinas dentro de Balcarce 50 abandonaron la displicencia y ahora se muestran cautelosos y admiten en reserva que el Frente Renovador encontró la forma de abrir una instancia de negociación con el PJ mediante un discurso “insípido y sin definiciones”.

Cerca del jefe de Gabinete, Marcos Peña, adoptaron un tono distante. “No tenemos nada para comentar, porque no dijo nada nuevo ni hubo ninguna definición. Cuando lo haga, comentaremos, pero hasta ahora no cambió nada de lo que viene diciendo”, contestó a Tiempo un alto funcionario cuando faltaban pocas horas para la medianoche del jueves. El mensaje buscó disciplinar las lecturas contradictorias que surgieron del Gobierno en los últimos tres días.

El martes Massa viajó a Córdoba para participar de una cumbre de los socios de Alternativa Federal. Se comprometió a medirse en las internas que realice ese espacio el próximo 11 de agosto, mediante un pacto que fue sellado con una foto compartida con el reelecto gobernador cordobés, Juan Schiaretti; su par salteño, Juan Manuel Urtubey; y el senador nacional y titular del bloque del PJ, Miguel Ángel Pichetto.

Cuando los cuatro comunicaron su decisión de definir liderazgos mediante internas, los escuderos del PRO buscaron abrigar una leve sensación de esperanza: consideraron que la posibilidad de un acercamiento con el kirchnerismo había quedado condicionada al pacto cordobés. Pocas horas antes del quinto paro nacional contra el Gobierno, la escena mediterránea no era un dato menor. Había sucedido frente a un escenario político signado por números negativos en las encuestas y crecientes dudas sobre la continuidad de la candidatura del presidente Mauricio Macri por su reelección.

A esa foto del martes le faltaba una pieza que, hasta hace un mes, resultaba perturbadora para Cambiemos: el exministro de Economía Roberto Lavagna, quien ya se había negado a disputar su candidatura en las PASO de Alternativa Federal. Con la escena cordobesa signada por el portazo del economista, los operadores del Gobierno ahora aseguran que el jefe del Palacio de Hacienda que compartieron Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner resignará su ambición presidencial. No fue el único alivio. La visita cordobesa de Massa cosechó más entusiasmo en el Gobierno por el impacto que podía generar en el armado de la fórmula Alberto Fernández- Cristina Fernández de Kirchner. 

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(Foto: Prensa Frente Renovador)

Otro escenario

Este jueves, luego de la resolución del FR para construir una «nueva mayoría” que enfrente a Cambiemos, los buenos augurios del PRO comenzaron a disiparse.

La figura de Massa volvió a generar la desconfianza de siempre en la Casa Rosada. No sólo por la decisión que impulsó su plenario, sino porque la resolución podría empoderar al único socio de Alternativa Federal que tiene un caudal de votos digno de ponderación en los mismos centros urbanos donde los inquilinos de la Casa Rosada miden cada vez menos.

En esa aritmética, la provincia de Buenos Aires tiene un papel determinante, no sólo por los votos que puede acarrear el Frente Renovador, sino por la oficialización de la fórmula del PJ, encabezada por el exministro Axel Kicillof y secundada por la intendenta de La Matanza, Verónica Magario.

Así como en Balcarce 50 se resisten a creer que la fórmula Fernández – Fernández ya es una decisión definitiva del PJ, también dudan que la dupla Kicillof – Magario sea la oferta final de un panperonismo en reconstrucción.

El resultado del plenario del massismo  aumentó las sospechas de una serie de negociaciones envolventes dentro del peronismo que podrían aumentar las debilidades del Gobierno, empeñado ahora en ratificar la continuidad del operativo reelección de Macri a nivel nacional y de la gobernadora María Eugenia Vidal en territorio bonaerense.

Detrás del convencimiento que muestran los voceros del Gobierno sobre la “ausencia” de definiciones por parte de Massa, late el temor a que ese espacio ventana sea la puerta para que el exjefe de Gabinete de CFK acepte alguna de las ofertas silenciosas que le deslizan los gestos del peronismo, tanto para la negociación de listas a nivel nacional, como para reordenar las escuderías electorales en territorio bonaerense.

El desenlace de esas especulaciones se sabrá, posiblemente, muy poco antes del 22 de junio, la fecha de cierre legal de precandidaturas que se medirán en las PASO del 11 de agosto.