Desde que comenzó La Leona, con un grupo de compañeras seguimos la telenovela, identificadas con una historia que nos tocó muy de cerca. Somos una cooperativa textil que se formó en 2011 luego de que el dueño de la empresa abandonara las instalaciones y a sus empleadas. En ese momento, 17 mujeres, todas jefas de hogar de La Rioja, tomamos el edificio y decidimos luchar por nuestras fuentes de trabajo. Teníamos todo en contra, estábamos desoladas y sin saber qué hacer. Pero, frente a la necesidad de trabajar, nos dimos cuenta de que nosotras también éramos leonas. Los parecidos entre nuestra historia y la ficción que protagonizaron Nancy Dupláa y Pablo Echarri son enormes. Todos los problemas que había adentro de la fábrica donde trabajaba María Leone nos recordaban lo que vivimos nosotras. La Leona mostró una realidad que muchos desconocen y los que la conocen la quieren negar, no quieren que se sepa. 
A nosotras nos pareció muy bueno que se muestre la realidad de las empresas recuperadas, algo que se vive en todo el país. Es muy triste ver que las empresas se cierran y que la gente queda en la calle. Cuesta mucho formar una cooperativa, que sus integrantes se saquen de encima el concepto del trabajo en relación de dependencia y que entiendan que pasan a ser dueños de su propia empresa. La Leona nos habló a las trabajadoras de una manera muy real. Como en la ficción, vivimos permanentemente lo que significa tener que pagar derecho de piso para poder crecer y lograr nuestros objetivos.  
También se mostraron con mucha claridad cuestiones muy importantes que logran los trabajadores de una empresa recuperada y que tienen que ver con la unión entre los compañeros, apoyarnos entre nosotros, capacitarnos, desear lo mejor para los demás, reunirnos, comunicarnos todo lo que se pueda. A nosotras eso nos costó mucho y ahora, después de cinco años de trabajo y lucha, podemos decir que estamos más consolidadas y que tenemos una empresa pujante, que ya generó 17 puestos de trabajo más. Desde que nosotras tomamos el control de la empresa, duplicamos la planta de empleados. En 2011 nos encontramos con una empresa vaciada y nos volvimos leonas defendiendo nuestro trabajo. Había muchas madres solteras que peleaban por el pan de sus hijos. Fue toda una odisea. Ahora somos reconocidas como la primera empresa recuperada por mujeres en el norte de la Argentina. Esta telenovela nos habló a nosotras. Lo único que nos faltó, lamentablemente, fue Pablo Echarri.